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martes, 5 de febrero de 2013

El cofrade, sin embargo la persona...


Recuerdos, podía llamarse este texto de memorias inacabadas. Pero prefiero que lleve por título el que arriba os muestro, por bien y orgullo del que escribe, y engrandecimiento de esa “persona”.

No tendría yo más de días de edad, cuando ya me empezó a bien educar en “cofrade”, o sea, una cosa que viene a ser, y consistir en: “… disfruta de todo lo que puedas en una semana que pasa tan rápido, como los años en que se te olvidarán estas palabras…”; pensaba mi padre eso, cuando para mi, nunca serán suficientes recuerdos para saciarme de su compañía.


Si hasta nuestro día, el Miércoles Santo, buscaba ese relevo como costalero, para poder ver al Señor del Calvario, o Ntra. Sra. del Mayor Dolor, viniendo con el amor de sus hijos desde San Lorenzo hasta el centro de esa ciudad que da luz al pabilo de nuestra fe, y nos la refuerza con la amistad del amigo, y nos la agudiza con la petición, ya no para nosotros, sino para esa persona querida al que más falta hace el favor que vamos a pedir a Nuestro Titular, o, el Señor o la Señora que elijamos para tal deuda de cariño y fervor, para siempre, y para cumplir. Benditos apoyos para los Cristianos de nuestra ciudad. Sea cual sea, Bendición siempre para nuestra alma.

Dejando un poco al lado los días de Semana Santa, os hablo hoy de esos recuerdos de un Viernes de Marzo... “Primer Viernes de Marzo Fernando” Era el reclamo de un padre, para ver si su hijo aún recordaba el año anterior, y así mostraba entusiasmo por una tradición que tendría que ser duradera, (y no solo para mi, sino para todos los hijos de cofrades y futuros cofrades) y que yo debía de aprender a cultivar en mis hijos, y por qué no, con esa sutil y bonita forma de pregunta de trivial pursuit cofrade.

Mi primer Viernes de Marzo (todo ello con las mayúsculas que la importancia atesora, así me lo enseñó mi padre) era tan sencillo, como ir a esa casa donde un Padre te esperaba, vestido de trinitario, con olores a saliva, aliento, de la gente que había pasado por sus manos, y… Consecuente de que solo Él podría darme todo cuanto necesitaba. Yo solo pedía otro año más de paz, armonía, y como cristiano de buen hacer y buena teta donde mamé, el bien para los míos y los que nos rodeaban.

Tras rozar el esbozo de la trasera de su túnica, un amago de rezo en el Señor de Gracia, IMPRESIONANTE PARA UN CHIQUILLO, pues descansa su gesto ante unas grandes exclamaciones de brazos, pero su descanso, y sus ojos cerrados, son capaces de abrir hasta al más opaco corazón., al que no entra esa luz de la Verdad Divina, la que ahora nos compete, y siempre nos lleva por el sendero de cada rincón de nuestra vida, nos acompañe quien nos acompañe.

Finalmente, una vez dejada la plaza conocida como la de “Los Padres de Gracia”, nos dirigíamos al encuentro de esa Hermana de mis Titulares, salida de las manos del padre que obtuvo la grandeza, y mantuvo la firmeza para darle a Córdoba su Esperanza, el Señor de la Sentencia, Rey de Reyes en Entrada Triunfal, Humildad y Paciencia, y que arte más le pudo Dios dar, para nada más la Guerra Civil acabar, esa Paz, y Esperanza (la cual algunos, quieren borrar como señal e icono de unos tiempos, y, orgullo de cofrades, que así la llamamos, así le rezamos, y así, la recordamos, con su BLANQUIVERDE COLOR DE “ESPERANZA Y AMOR”).

Como imaginareis, os hablo de Ella, Piedad de Salesianos...

DIOS TE SALVE,
DIOS TE SALVE,
DIOS TE SALVE.

DIOS TE SALVE MARÍA,
TU, REINA CORDOBESA,
LA DE LA TIERNA MIRADA,
LA MÁS GUAPA CORDOBESA.

TU MIRAR ME ARRANCA
EL DOLOR MÁS SENTIDO,
YO TE CUMPLO PROMESA,
POR ALIVIAR TU CRUEL SINO.

TU CALOR Y COBIJO,
TU AMPARO Y CONSUELO,
A MI NUNCA ME HA FALTADO
SI EN SALESIANOS TE ENCUENTRO.

VIVO SOÑANDO SEÑORA,
VERTE EN TU MARTES SANTO,
RODEADA DE TU PUEBLO,
ROGANDO TU AMPARO.

TU MIRAR TIENE ENCANTO,
DE MEZQUITA Y ALBERO,
DE AZAHAR ES TU LLANTO,
MI CORAZÓN, TU PAÑUELO.

NO LLORES YA MÁS, MADRE Y MAESTRA, 
DA LUZ A TUS HIJOS, SI TU MIRADA NO ENCUENTRAN
PIEDAD, LA DE LA DULCE MIRADA,
REINA DEL BARRIO DEL COMPÁS Y LA SAETA ETERNA.

TU HIJO ES ENTREGADO SIN CONSUELO,
SERÁ CRUCIFICADO, PARA IR AL CIELO,
TE PIDO, MANDES A MI TIERRA,
TU PIEDAD Y NO LA GUERRA.

ANTE
TI, MI ORACIÓN FLOTA EN EL AIRE,
TU DOLOR, HACE LLORAR A MI ALMA CUANDO TE REZA,
DIOS TE SALVE REINA DE SALESIANOS,
DIOS TE SALVE, ¡REINA CORDOBESA!

Y ante esa majestuosidad de belleza sin par, tenías abrazo obligado con el Padre con gesto contrariado, apenado... ¡¡¡ Entregado !!! Entregado, por una estirpe que luego habría de quebrar sus alegrías y purgar sus males ante su figura... No hay pena por curar que no cure su figura, como no hay desventura que no se enjugue en lamento, siempre espera, paciente, con pasividad de luz eterna, el Señor del Prendimiento, el Señor de la salvación de la humanidad, el que nos vino a salvar sin importarle su pena.

Y llegando al final de mi relato, me congratulo de ser hijo de quien soy, de dar pasos que siempre por sus pasos fueron marcados, pues llegaba a un lugar... ¡¡¡ Qué lugar !!! Oración, Rezo, Regazo de benefactora calma y armonía... San Lorenzo, era el Remedio de Ánimas, que necesitaba el alma mía.

Recuerdos de familiares, aún, en videos antiguos de VHS, se puede observar como una silla de ruedas, eran pies que iban a abrazar a un Señor que era luz de tinieblas... Dios te guarde tio Pepe, Pepe Laguna...

Así, como a tu mujer, Señora, Carmen de Laguna... Y, el primo de mi padre, que no me falte, mi “tio” Fernandi... Recuerdo cuando abordaba la mitad de la calle, desafiando al viento que traía misereres, y hasta ahí llegaba mi valentía, pues entre una mezcla de miedo por lo desconocido y misterio por conocer, su cabeza asentía al verme, portando esa Cruz de Guía que al Señor de las Ánimas a su casa conducía, y donde yo, desde niño, y ya haciéndome mayor nunca me quise perder.

MISERERE EN MI RECUERDO
TU CRUZ, EN MIS NOCHES DE NIÑO
FUERON SIEMPRE MI ALIENTO,
CADA AÑO, EN EL MISMO SITIO

MI TIO PEPE Y CARMEN
YA EN EL CIELO TE ACOMPAÑARÁN
ESPERO HOY ORGULLOSOS RECUERDEN
COMO ME IMPONÍA TU SOBRIA MAJESTAD

COMO ME SEGUÍAN IMPONIENDO...
CUANDO AL VER LA TRISTEZA DE TU MADRE,
SE ELEVABA EN REZO ESE LAMENTO
DE SUS LÁGRIMAS NO PODER SECARLE

SIEMPRE TE LLEVO CONMIGO,
POR LO QUE HAY EN TÍ,
TAN IMPACTANTE, MÍSTICO,
POR MI PADRE, Y CON EL APRENDÍ

SIEMPRE SEÑOR TE SABRE RECORDAR,
REMEDIO DE ÁNIMAS BENDITAS,
SEÑOR, DEL BIEN SOBRE EL MAL,
NUNCA MI AMOR SERÁ FLOR QUE MARCHITA,
NI ESPERANZA QUE NO DE LUZ A TU ALTAR
DE ESPERANZA ENTRE MUERTE,
DE ALEGRÍA EN TU RESUCITAR.

Fernando Blancas Muñoz





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