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miércoles, 14 de agosto de 2013

¿Quién talló a la Macarena?

Pedro Roldán, la Roldana, Hita del Castillo… hay teorías que incluso la atribuyen a Juan de Mesa o a Ruiz Gijón. Analizamos cada una de ellas a través de algunos de los mejores especialistas en imaginería, restauración o historia del arte. Lo único claro: nadie se pone de acuerdo. He aquí las dos caras de la Virgen de la Esperanza.

“La Macarena es una Virgen muy especial”. Esta conclusión es la única en la que coinciden los expertos que han intentado buscarle nombre al autor de la Señora de San Gil. El misterio de la Macarena se esconde detrás de esa medio sonrisa o medio llanto que se desprende de su rostro. 

Las dos caras de la Esperanza. ¿Es una imagen de gloria transformada y por ello esa expresión tan asimétrica? La clave está en la fecha de ejecución y en la respuesta a esta pregunta.

Según el profesor Francisco Arquillo, que es el conservador de cabecera de la Virgen, y probablemente la persona viva que mejor conozca a la imagen en todas sus características, “yo la encajo en la primera mitad del XVII y punto, si no hay datos suficientes, no los doy”. 

Arquillo no da un nombre, pero sí los quita. Es decir, al datar la imagen entre 1600 y 1650, descarta nombres como el de Pedro Roldán, la Roldana, Hita del Castillo o Ruiz Gijón. ¿Mesa tal vez? ¿Montañés? Para el profesor Arquillo, “que se piense en alguno de éstos con la Macarena delante, es arriesgado y va muy lejano… pero yo ni avalo ni confirmo ninguna atribución”. El conservador de la Esperanza llega a la conclusión de que es de esa época por los datos técnicos de la ejecución, los materiales, la policromía, los ojos de cristal… Además, para él “queda descartado desde el primer momento que la Virgen sea una transformación y la que tenemos es la original”.

Otra de las personas que conoce muy de cerca de la imagen, y que estuvo en su última restauración, es Fuensanta de la Paz Calatrava que prefiere no especular sin tener suficientes estudios sobre la Virgen de la Esperanza. “La Macarena es muy especial, tiene algo que no tienen las demás y es esa asimetría que el escultor plasmó en su cara, y que según donde la mires te parece que sonríe o llora”, afirma. Esto hace que buscarle grafismos con otras esculturas sea muy complicado: “la persona que la hizo tuvo que realizar alguna parecida, porque esa composición la tuvo que hacer buscando esa asimetría”. Esa asimetría tan perfecta, sólo le encuentra parecido en una de las imágenes secundarias del retablo de la parroquia del Sagrario de la Catedral, que como bien se sabe, es de Pedro Roldán, “pero eso no quiere decir que yo la atribuya a este autor porque para ello, tenemos que conseguir una base de datos mucho más amplia sobre la Virgen y, aún así, tendremos dudas”.

Fuensanta de la Paz cree que dar una fecha sin haberlo estudiado todo a fondo es aventurarse mucho, por lo que no descarta prácticamente ninguna teoría. Eso sí, “no me recuerda en nada a la obra de la Roldana, pero eso no quiere decir tampoco que no lo sea”. De este modo, anima a unirse todos los estudiosos y conocedores de la imagen para llegar a una conclusión algo más clara.

Esta rigurosidad que se desprende tanto de Arquillo como de Fuensanta de la Paz es fruto del tremendo enigma que existe en torno a la Virgen de la Esperanza, cuya atribución es una de las más complicadas de hacer de todas las imágenes.



La teoría de Miñarro

La opinión de Juan Manuel Miñarro es distinta, por su visión artístico-histórico-científica. Para el escultor, la imagen actual es “fruto de una transformación, y eso se ve muy bien en la diferencia entra la simpleza del cuello y la mascarilla”. Miñarro se basa en el estudio de Hilario Arenas que señalaba que la Virgen podía ser de Juan de Mesa. Su explicación se centraba en que el origen fundacional de la Hermandad de la Macarena era con una Virgen de gloria llamada de la Expectación. “Esa Virgen –dice Miñarro– desapareció del mapa y nadie supo más sobre ella, que fue cuando la hermandad decidió cambiar el carácter a una de penitencia, a principios de la década de los 20 del siglo XVII, y al cabo de un año y medio apareció una Virgen vestida de luto, ya dolorosa”.

Miñarro cree que la teoría de Hilario Arenas puede ser acertada porque puede ser que la imagen de gloria se transformara en dolorosa, y de ahí su expresión asimétrica. “La Virgen que ríe y llora, de gloria y dolorosa, ¡qué gran verdad!”. Pero, ¿y quién la transformó? “Juan de Mesa era por aquel entonces el ´imaginero del Dolor´ y tenía el taller cerca de San Basilio. Además, uno de los hermanos mayores de la cofradía por esta época era de Córdoba, al igual que el escultor”, cuenta Juan Manuel Miñarro.

En su opinión, la mascarilla de la Macarena “responde a los grafismos de Mesa: en los ojos, el ceño, la boca, incluso el hálito con la lengua proyectada como un ahogo, que también tienen imágenes como el Gran Poder, el Cristo de la Buena Muerte o el Amor”. También se centra en la técnica de la fotometría, es decir, en ir superponiendo imágenes diferentes para llegar a un entente común entre ambas, y comparó a la Macarena con la Virgen de las Angustias de Córdoba: “fue sorprendente, me quedé perplejo, los ojos, la boca y el entrecejo son similares”.

“Ese desequilibrio es único, irrepetible, imposible de reproducir y todo viene por las transformaciones”, indica. Además, teniendo en cuenta que Miñarro sitúa su ejecución en torno a 1622, “la Roldana –a la que fue atribuida por Hernández Díaz– es imposible que la realizara por la asimetría y porque no había nacido cuando la Macarena empezó a hacer estación de penitencia. Hita del Castillo tampoco y el círculo de Roldán también lo descarto porque a principios del XVIII, en la efervescencia de este taller, la Macarena ya era una hermandad muy consolidada”. Por su parte, le parece “descabellada” la atribución a Ruiz Gijón que hace Luis Álvarez Duarte.

Miñarro: Juan de Mesa

La Macarena puede ser el resultado de una transformación en dolorosa de una antigua Virgen de gloria denominada de la Expectación. Para ello, la hermandad, en la década de los 20 del siglo XVII, pudo contactar con Juan de Mesa, el imaginero más importante en Sevilla en esa época y que tenía el taller cerca de San Basilio, para que remodelara el rostro de la imagen. De ahí se desprende la asimetría de su rostro: sonrisa y pena, de gloria y dolorosa. A través de la técnica de la fotometría, superponiendo fotos de la Esperanza con la Virgen de las Angustias de Córdoba, comprueba que tienen similitudes en los ojos, el entrecejo y la boca. También ve grafismos en la forma de tallar la lengua con el Gran Poder, el Cristo de la Buena Muerte o el del Amor.



La teoría de Álvarez Duarte

Si bien ninguno de los especialistas consultados se identifica con esta teoría, el escultor que talló, entre otras, a la Virgen de Guadalupe, tiene claro quién la hizo: Francisco Antonio Ruiz Gijón o su círculo.

“Yo he podido verla y por el modelado y corte de gubia, por la policromía primitiva que es la que tiene, la forma de tallar la boca… del círculo de Gijón es seguro”, afirma con rotundidad. Además, Álvarez Duarte ve grafismos de la Virgen de la Esperanza en los ojos del Cachorro y en los del Cirineo de San Isidoro (en el glóbulo de cascarilla policromado) o con los ángeles del paso del Gran Poder. “Son iguales”, dice. Este imaginero mantiene esta teoría “desde que conocí al Cachorro de cerca, porque también se ven parecidos con la boca del Cristo y la forma de moldear el labio o la dentadura”.

“La Macarena es una imagen portentosa –comenta–, tiene el cuello anatomizado como ninguna dolorosa más antigua y eso que las imágenes de vestir no eran muy bien consideradas en los talleres”.

A pesar de estar seguro de su teoría, también ve rasgos del círculo de Roldán en la imagen porque “hay que tener en cuenta que Ruiz Gijón tiene mucho que ver con Pedro Roldán”.

Lo que sí está claro, es que nadie se pone de acuerdo con respecto a la autoría de la Macarena. La complejidad de la imagen, su originalidad con respecto al resto… hacen que cada versión resulte cuanto menos controvertida para el que no la comparta. Y es que, para los macarenos, el autor de la Virgen es lo de menos porque ya lo saben: “la hicieron los ángeles”.

Álvarez Duarte: Ruiz Gijón

La Virgen tiene que ser posterior a la época de Juan de Mesa. La clave está en el corte de la gubia, que se asemeja al círculo de Francisco Antonio Ruíz Gijón. Eso lo tiene claro. También ve similitudes con la obra de Ruiz Gijón en la policromía (que considera que es la original), la forma de tallar la boca y los ojos, que son “iguales” al Cristo del Cachorro o al Cirineo de San Isidoro al ser de cascarilla policromados. Álvarez Duarte considera que la anatomía del cuello es tan perfecta que impide que sea de una época anterior. No creeque haya sea una transformación y, al estar Ruiz Gijón estrechamente vinculado al taller de Pedro Roldán, no descarta tampoco que sea una imagen salida del taller de este último, ya que también ve rasgos roldanescos en la Virgen de la Esperanza.



De la revista número 41 de Pasión en Sevilla, noviembre de 2011.





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