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lunes, 25 de noviembre de 2013

El cofrade débil

La séptima advertencia de un proverbio oriental dice que no rebajes a los demás para sentirte alguien, sino afianza a tu propio centro y encuentra allí una seguridad inamovible que nadie pueda arrebatar, que nada pueda destruir. Vive desde allí, desde la seguridad. Este precepto surge desde la igualdad, de que nuestra naturaleza propia no hay tú y yo, en lo más profundo somos uno. No hay oposición entre las olas del mar, por muy diferentes que sean, porque todas son mar. Una ola no es más que otra, a pesar de su particular manera de ser, porque todas son mar.

Creo que todo esto puede servirnos de reflexión a los cofrades, porque cuántas veces no nos hemos hartado de despotricar al otro, para así engrandecer a nuestra hermandad. Pues esto es solo síntoma de debilidad, cuántas veces no hemos oído decir a capataces que las otras cuadrillas no andan bien, o al capillita de turno decir que la orfebrería de tal o cual cofradía no es de buena calidad, o de tal otro material, eso es solo falta de seguridad, sobre si mismo; si los cofrades tuvieran seguridad y se centraran en trabajar en sus cofradías, viviendo su vida de hermandad como una vida de piedad, así como de experiencia religiosa, y no como una competición, no habría esas tertulias improvisadas en las que prevalece la crítica destructiva, donde lo mío es lo mejor y donde dicen que es oro molido, digo que es serrín coloreado. 

Tertulias en las que se intentan desprestigiar al otro, para así, escalar puestos. Si mi cofradía lleva pocos nazarenos, digo que tal o cual cofradía baja notablemente el número de participación, si otra corporación tiene dos coronas para su dolorosa, pues digo que he oído, o me han dicho tal o cual orfebre que las coronas no son de plata, para sí rebajar a la cofradía. O he oído decir que a última hora le han fallado tantos costaleros a tal cofradía, cuándo luego los ves con más de cuadrilla y media, o si tal imagen mariana esta vestida con mucho gusto y el capillita de turno le tiene manía intentará convencer a los que le rodean que es la peor vestida, creyéndoselo así mismo a la vez de hacérselo creer a los demás. Cuándo yo tengo que mantener mi caché, o no puedo llegar a ese nivel, intento desprestigiar el trabajo realizado por otros, tan solo porque no tiene confianza en sí mismo.

Perdonad que sea tan duro pero es así la realidad, lo que pasa que tan grande es vuestro ego que cuando me leáis no haréis ni la más pequeña refutación para llegar a esa mayéutica, es decir, que os miréis por dentro y luego corrijáis vuestros errores para una mayor convivencia entre las hermandades. Cosa que sé que no vais hacer, sino todo lo contrario, diréis qué listo es este, que se cree el es más listo del lugar.

Escrito por Vetusto











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