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domingo, 22 de diciembre de 2013

Candelabro de Cola: Navidad… Aunque no lo Parezca

Otro año más abordamos, ahora sí (por más que Mercadona y Corte Inglés se empeñen en adelantarla), la inminente llegada de la Navidad. Por todos es bien sabido que la misma tiene su característico y particular inicio el día 22, que desde estas líneas reivindico como Día Cuasi-Universal de la Salud en España, ya que la Lotería, salvo sorpresón mayúsculo, volverá a no dejar un chavo en Córdoba… A pesar de que uno lleva participaciones de Navidad de hasta 6 Cofradías de la ciudad, sumando glorias y penitencias, me huelo que la fortuna nos volverá a ser esquiva a casi todos. La única que este año gana seguro, seguro, seguro es… Hacienda, que se lleva el 20% de todos los premios superiores a 2.500,00€. Así yo ya me quedo más tranquilo por ud., Sr. Montoro. 

Manda narices la mala follá que tienen las Hermandades cordobesas al escoger los dichosos numeritos, ya sean uno, dos o trescientos los que aparezcan en las respectivas participaciones. Claro que ya casi nada nos puede sorprender: si no hay suerte con el tiempo en Semana Santa (da igual cuando caiga, deje de hacer cábalas y de leer el Zaragozano) o en las Cruces de Mayo, ni con la mayoría de las personas que nos gobiernan (Agrupación incluida), ¿cómo iba a ser menos el final de año? 

El hecho es que otro año se aproxima el 24 de diciembre y salvo honrosas excepciones la Navidad se presenta, a mi parecer, menos navideña. Por empezar por algún sitio, podríamos hablar de la decoración. Ni con un ayuntamiento gobernado por el Partido Popular se adivina casi ningún motivo religioso claramente identificable. Digo identificable porque se da el caso de que una de las principales avenidas de la ciudad, Ronda de los Tejares, tiene unas luces que describen unas formas que se asemejan curiosamente a grafismos árabes (ojo, no digo que lo sean: digo que lo parecen) y que, quién sabe, lo mismo reproducen textos del Corán. Que esto hubiera pasado estando en la alcaldía Julio Anguita, “El Califa”, lo mismo hubiera podido hasta entenderlo. Hoy por hoy no. Bien, quien escribe solo ha podido localizar, tras pasear buen rato por la ciudad, como únicas alusiones religiosas cristianas una estrella en la reducida iluminación del barrio de San Agustín (hay una o dos tiras de luces “esteladas” -no confundir con la bandera independentista catalana, tan de moda- en la Plaza homónima) y los gigantescos “muñecos” que representan a la Sagrada Familia instalados junto a las atracciones del Vial Norte (hasta el año pasado en la fuente de Gran Capitán). Y eso es todo, amigos. Por supuesto, estaré encantado si me contradicen y me comentan que han encontrado algún otro motivo religioso cristiano en nuestras calles.

En el ámbito de la decoración privada (hogares, tiendas, bares, etc) el panorama no es más halagüeño. Seguimos viendo los horribles muñecos de Papá Noel subiendo a balcones y terrazas por escaleras que uno siente enormes ganas de cortar. Curioso lo que ha proliferado el gusto por los regalos que trae este señor que tanto gusta a tanto “progre” mal documentado que pretende desterrar a los Reyes Magos por el significado religioso de los mismos… olvidando que Papá Noel no es sino San Nicolás vestido de rojo por la imperialista Coca-Cola. ¡Qué atrevida es la ignorancia! 

Es evidente que, en muchos aspectos, la Navidad nórdica se va imponiendo en nuestros hábitos y en nuestras calles. Cada vez proliferan más los arbolitos en detrimento de los belenes. De hecho muchas Cofradías han dejado de montar sus propios nacimientos en los últimos años. No las censuro porque, aunque me apene, puedo comprenderlo perfectamente. La carga de trabajo que supone el desarrollo de las actividades de las Hermandades es mucha, paradójicamente no muchas veces grata y casi nunca reconocida. Y cuando la gente que trabaja empieza a escasear llegan los recortes. Sí, aquí también hay recortes, no se me asombren. Ya nos gustaría a todos que la realidad fuera otra. Pero no lo es. 

Llega la Navidad y no lo parece. Se celebran hasta actos que el sentido común nos hace ver a casi todos que, ahora -parafraseando al honorable Pujol-, no tocan. Fíjense hasta qué punto no parece Navidad que hoy, 22 de diciembre, la Hermandad de las Angustias va a consultar a sus hermanos en el Hotel Alfaros (a mí no me miren) si desean el retorno de la Cofradía a San Agustín. Será que no había días en el calendario… 

Llega la Navidad y llega el Hijo del Padre. Preparémonos, a pesar de todo, para recibirlo en nuestros corazones como auténticos cofrades. Esos que José Barea, con más razón que un santo, dice que por encima de todo son CRISTIANOS porque, de hecho, sin ser cristianos no pueden ser cofrades. Llega la Navidad. Y, aunque los que ya cumplimos años, respiramos cierta melancolía al recordar años pasados, familiares que ya no están, amigos que ya no vienen y hasta coros rocieros extinguidos en la Misa del Gallo (va por ti, Coro Alegría), llega el Hijo del Hombre, el que viene a servir y no a ser servido. Y ese debe ser y, de hecho, es motivo suficiente para que todo tenga sentido. Hasta nuestras pequeñas e insignificantes vidas. ¡Feliz Navidad! 

 Marcos Fernán Caballero

Sagrada Familia de Murillo. Museo Nacional del Prado



Recordatorio Candelabro de Cola





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