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domingo, 22 de diciembre de 2013

¿Por qué decir con palabras lo que podemos decir con música?

La música es un lenguaje universal, donde con una escritura basada en notas y signos musicales podemos comunicarnos con todas las partes del mundo. Este lenguaje posee una capacidad increíble para poder absorber todos los sentidos del ser humano y crear dentro de las personas unas sensaciones capaces de volver a repetirse una y otra vez a lo largo de los años.

Para mí la música es algo más que todo eso, para mi es una forma de vida que ha hecho que mi vida cambie y gire en torno a ella. Ha abierto mi mente y mi forma de pensar, me ha hecho conocer otros mundos de sensaciones que antes no había podido conocer.

Recuerdo que hace mucho tiempo oí hablar de una obra de Modest Mussorgsky llamada “Cuadros de una Exposición”, donde este autor narraba por medio de notas musicales lo que sentía al ver 10 pinturas de Hartmann. Con cada una de sus piezas nos metemos en un mundo diferente donde el terror, la alegría o la tranquilidad son algunas de las sensaciones que se sienten al imaginar esos cuadros en nuestra cabeza.

La Semana Santa es un “Cuadro” de Hartmann en movimiento y con unos valores añadidos como pueden ser las personas, el ambiente o el clima. Todos esos factores hacen que cada vez que veamos un “Cuadro” (lo que sería un paso en la calle) lo veamos de una forma diferente, con una gran ventaja y satisfacción que no pueden tener los cuadros de Modest Mussorgsky. 

Cada autor de Semana Santa ha sabido darle su punto de vista a cada uno de los “Cuadros” que ha querido pintar en su interior y hacer que cada persona tenga unas sensaciones diferentes dependiendo de lo que está viviendo en ese instante… 

Por poneros un ejemplo, podríamos situarnos en Sevilla, un Domingo de Ramos en San Juan de la Palma, con una virgen dolorosa, llamada Amargura viene de vuelta en su paso de palio por Sor Ángela de la Cruz. Dentro de la cabeza de cada persona podría sonar una marcha diferente ese mismo instante, habrá quien prefiera vivirlo con “Amarguras”, habrá otros que prefieran escuchar “Solea dame la Mano” y seguro que habrá personas que en su cabeza la imagen de este “Cuadro” sea sin música, con el sonido de un paso de palio al andar, el murmullo de la calle, el ruido de la madera al crujir. Son muchos los detalles que hacen que estos “Cuadros” cobren vida y cada día suenen de una forma diferente.

Esta es la verdadera grandeza de la música cofrade. Cada persona que la escucha se la imagina de una forma diferente y le produce una sensación diferente. Tiene la gran satisfacción del sentimiento que produce una imagen en la que muchas personas tienen devoción.

Esto es solo una reflexión que he querido hacer sobre la importancia que tiene la música cofrade dentro de los “Cuadros” llamados hermandades cuando realizan sus estaciones de penitencia cada día de la Semana Santa donde cada banda pone su sonora particular, a un momento concreto que está ocurriendo y que seguro que los años venideros serán de una forma diferente y con personas diferentes y lo único que permanecerá será la música.

Fran Ortiz Morón
Compositor de Marchas Procesionales
Miembro de la Dirección Musical de la
Banda de CCTT Tres Caidas de Triana







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