Cada año, cuando finaliza, hago una escapada al Rocío para darle gracias a la Señora por el año que me ha regalado, y como no, para pedirle que el próximo sea, por lo menos, como el que se escapa. Este año, no he pedido mucho, más bien he ido a agradecerle por todo lo acontecido en mi vida personal y profesional, aunque bueno, algo sí es verdad que ha caído en el saco de las peticiones.
Después de hablar con Ella durante un buen rato, puse rumbo a Sevilla y allí, entre luces, belenes, villancicos por las calles y niños correteando a mi alrededor, caí en la cuenta que aún no había escrito mi carta a Los Reyes Magos... ¡¡qué estrés me entró por un momento!! Mi carta no llegaría a tiempo, más que nada porque seguro que ya están de viaje, desde Oriente, largo es el camino. Pero pensé, que si la escribía en el blog, la leerían al instante, porque a pesar de lo que algunos dirigentes de nuestras hermandades piensan, sí nos leen. Así que... Sus Majestades, ahí va mi carta...
Córdoba, 30 de diciembre de 2013
Queridos Reyes Magos:
Soy Raquel Medina. Se lo digo, por no ir en un sobre como la de cualquier mortal (prometo que el año próximo me acordaré de echarla con más tiempo)..
Este año he sido muy buena. Bueno… sólo buena, aunque en algunos casos haya parecido o alguien haya creído que no. Pero les puedo asegurar que ha sido sin querer, si así ha ocurrido.
Antes de nada, quisiera agradecerles el año que acaba. He pasado grandes momentos y seguro, que ha sido gracias a mi buen comportamiento del 2012, ya que el primer regalo me lo entregasteis, por adelantado, y en manos de mi hermano. Sí, ¿no lo recuerdan?, cuando se me hizo oficial que sería la persona que pregonase a los cuatro vientos el amor y la devoción de Córdoba a la Virgen del Rocío y por supuesto mi amor incondicional a Ella.
Este año, también he vuelto sentir en mi piel, el frío del amanecer marismeño frente a la Señora, el Lunes de Pentecostés junto a mi Simpecao. Gracias por regalarme ese momento después de tres años sin ir.
He podido unirme, casi sin darme cuenta, a esta bendita locura (como nos gusta llamarnos) de Gente de Paz. Dándome un lugar, que seguro que no merezco.
Me habéis regalado el soñar con una Carrera Oficial diferente, aunque aún no vea las formas en como me despertaron de mi dulce sueño.
Un regalo que en el que estoy segura que tuvo algo que ver la carta de mi abuelo, ha sido el traslado de las Angustias a su barrio, del que aunque salió por los motivos que todos sabemos, debemos tener presente que 50 años de estancia en una Iglesia, no es historia, por mucho que nos empestiñemos.
Este año, con la que nos está cayendo encima no quiero pedir grandes cosas, sólo un poco de fraternidad entre hermanos. Nada de miradas por encima del hombro, pues todos somos iguales.
Quisiera pedirles, si no es molestia, un poco de valentía. Sí, valentía para acercarse a las personas y mirarles a los ojos para después decirle lo que se le tenga que decir, lo que conlleva tener el corazón humilde y reconocer que hemos fallado. Además, también quiero humildad para aquellos que dirigen nuestras hermandades, para que no se crean más que nadie, porque recuerdo que una Junta de Gobierno está para servir, y no sólo para representar, lo que llevará, estoy segura, a unir al mayor patrimonio de una Hermandad, sus propios hermanos.
Deseo que no haya más difamaciones e insidias públicas hacia personas, que nos gusten o no, forman parte de nuestra historia, ya que pienso, que eso sólo perjudica la imagen de la Semana Santa de nuestra ciudad.
Anhelo que en próximas elecciones, que en este año también las hay, no se aferren al poder los que ahora están como clavos ardiendo con malas artes y sea el mejor proyecto el que prevalezca sobre las personas y las promesas vanas.
No quiero grandes estrenos materiales, pido una GRAN OBRA SOCIAL ANUAL, que ahora pasa Navidad y se duerme hasta el año que viene.
Aaaahhh… por último, pero no menos importante, si son tan amables hablen con San Pedro, si pueden y díganle que por favor, del 10 al 21 de abril, cierre el grifo y nos deje vivir después de no sé cuantos años, una Semana Santa tranquila.
Gracias.
Siempre buena…
Raquel Medina Rodríguez
Recordatorio Sendero de Sueños