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miércoles, 26 de febrero de 2014

El Cirineo: Cofradías y Redes Sociales


Ha pasado ya tiempo más que suficiente como para que a estas alturas no sea en absoluto necesario que les cuente lo sucedido. Todos ustedes saben que el cartel de este año de la Semana Santa de Sevilla ha sido filtrado por las redes sociales primero y por los medios de comunicación después y mostrado a los cuatro vientos antes de su presentación oficial.

Por lo que parece la filtración se inició en la imprenta y se comenzó a difundir vía Whatsapp, para pasar luego a Twitter… y terminar en la portada de casi todas las webs cofrades de Andalucía.

Desde luego la faena fue terrible para la autora Beatriz Barrientos, sólo había que mirar la expresión de su cara durante la presentación, y el trago suficientemente amargo, precisamente en el que iba a ser su día de gloria, como para que ahora venga nadie a afearle nada, pero la verdad es que molesta cómo sistemáticamente se cargan las tintas contra la parte más débil. 

Resulta que la Señora Barrientos comentó durante el acto que “las redes sociales están acabando con los mitos y tradiciones. Todo tiene su tiempo”, y ahí paró su reproche.

En mi humilde opinión hubiera sido un momento ideal, ya que tiene todo el derecho del mundo a protestar sobre lo ocurrido con su obra, para poner toda la carne en el asador, los puntos sobre las íes y, metáforas aparte, exigir responsabilidad de aquellos que la tienen realmente, Responsabilidad con mayúsculas.

¿Que el individuo que hizo la foto y la envió a quien sea con su móvil merece todos los reproches? Por supuesto, aunque permítanme que dude seriamente de que fuese consciente en el momento en que lo hizo de la trascendencia de su acto. Aún así es absolutamente reprobable su actuación.

Sin embargo, ¿dónde esta la exigencia de responsabilidad para con la imprenta, que debía haber custodiado el cartel para evitar una situación tan desagradable como la producida?, ¿dónde la misma exigencia para el Consejo de Hermandades con su Presidente a la cabeza, incapaz de una mísera frase de reconocimiento de su parte alícuota de culpa?, ¿dónde la misma reprobación para los medios de comunicación oficiales, diarios y webs cofrades, como la nuestra que también publicó el cartel?

Sucede que atacar a las redes sociales normalmente sale gratis. A lo máximo a lo que uno se arriesga es a ser atacado por algunos desde el anonimato y pare usted de contar. En cambio tener la osadía de cantarle las cuarenta a medios de comunicación tradicionales, alguno de ellos con más de un siglo de existencia, y reprocharles que ellos también han colaborado en la difusión es harina de otro costal. Y poner en su sitio a los dirigentes que no sólo no han asumido su parte en este desatino sino que han estado echando balones fuera desde el principio, palabras mayores.

Esto de atreverse a criticar al que menos poder ostenta es algo a lo que estamos más que acostumbrados en todas partes. Verán, si usted hace una encuesta anónima entre cofrades de la ciudad de Córdoba y pregunta por los medios de comunicación locales en lo que a cofradías se refiere, la respuesta es no diré unánime pero si mayoritaria. 

Ya lo decía nuestro compañero Paco Afán el pasado sábado, con carácter general el rincón cofrade de la prensa de nuestra ciudad deja mucho que desear. En él ni se le dedica el tiempo ni los medios adecuados a un asunto que interesa y mucho a gran parte de la población. Y al que lo dude que se de una vueltecita por esas redes sociales a las que es tan fácil criticar desde el oficialismo para comprobarlo.

En lo que a los medios escritos tradicionales se refiere, por ejemplificar, las carencias son evidentes. Uno de los tres diarios locales por su clara orientación política no precisamente proclive a cualquier noticia que destile aroma a incienso y en el que a contracorriente y a salto de mata, cuando le dejan, o cuando no queda más remedio, bastante buena labor hace quien debía haber sido pregonero en lugar de cierta estrella invitada, otro de ellos porque sus medios no son los mismos con los que cuentan sus competidores a pesar de la gran labor de alguna de las partes del todo y el tercero porque la información cofrade está sesgada por quien se permite el lujo de dar lecciones cada vez que mueve su pluma en función de sus gustos personales y lo que es peor aún, en función del grado de amistad o cercanía a determinados personajes. El hecho de ser innecesarios más detalles para la correcta identificación de escenarios e individuos -y que todos lo entiendan- es prueba del sentir mayoritario de los que nos movemos, con mejor o peor acierto, en este mundillo del "capilleo". Muchos de los que nos autodenominamos cofrades en Córdoba pensamos de manera similar, pero en privado. No son pocas las hermandades que a lo largo de los años han puesto el grito en el cielo por el trato recibido por ciertos plumillas, pero en voz bajita, vaya a ser que alguno se enfade y haya represalias. Con las redes sociales esto no pasa, son cuatro jóvenes sin poder alguno, a estos se les puede atizar sin contemplaciones.


Pues la realidad es que el desinterés de los medios de comunicación tradicionales por lo nuestro, ha provocado que muchos hayamos tenido que encontrar e incluso crear medios alternativos para que se hable de cofradías desde Córdoba todo el año, y no sólo de marchas o de vídeos cofrades, sino de toda clase de información relacionada con este mundo. Las cifras que, desde la humildad, alcanzamos entre unos y otros demuestran que la Semana Santa no sólo interesa en Cuaresma, en cambio si usted repasa con toda la paciencia del mundo alguno de estos periódicos de los que les hablaba, descubrirá que en ocasiones ni en Cuaresma se habla de cofradías. 

Y gran parte del éxito de las webs cofrades, se basa en las redes sociales, auténticas correas de transmisión de la actualidad, fundamentalmente por su agilidad y su inmediatez.

¿Que hay que tener cuidado con lo que se difunde por la red? Claro, y con la radio, y con la prensa escrita... y de la "tele" ni hablamos, sobre todo últimamente con alguno que otro jugando a Orson Welles, pero es innegable el beneficio que, para que el interés se mantenga durante doce meses, han supuesto herramientas como Twitter o Facebook, y verán cómo arde Instagram con fotos cofrades la inminente Cuaresma.


Lo que ocurre es que desde muchos estamentos aún se desprecia a las redes sociales porque generalmente detrás de las cuentas hay gente joven o muy joven a la que muchos presuponen una preparación escasa o inexistente, y como sucede con cualquier otro ámbito de la vida las generalizaciones son injustas y erróneas.

Algunos de los colaboradores de Gente de Paz son muy jóvenes y son suficientes unos minutos de charla con ellos para darse cuenta de que la preparación que tienen a todos los niveles es la suficiente como para que se les tome en serio, se les escuche atentamente y se les otorgue el respeto que merecen.

Al final estamos trasladando a internet lo mismo que ha venido sucediendo en las hermandades desde que tengo uso de razón, probablemente desde siempre, minimizar a la juventud, menospreciarla, quemarla, aburrirla y echarla.

No cometamos el mismo error con esos jóvenes que están dinamizando todo este mundo, manteniendo la llama de la ilusión 365 días al año. Ayudémosles, orientémosles cuando pensemos que equivocan el camino, pero démosles siempre la mano y el sitio que les corresponde. El potencial de las redes sociales para las cofradías es inmenso, pero lo es mucho más el potencial de las personas que están detrás. Que no les falte ese respeto del que les hablaba, que aporten y se integren en este universo y saldremos todos ganando.

Guillermo Rodríguez




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