Se hizo realidad el sueño de muchos hermanos de las Angustias y la Reina de San Agustín regresó a su hogar después de décadas, ya no importa cuántas, de estar tan cerca, pero al mismo tiempo tan lejos...
Fue un día inolvidable lleno de imágenes para el recuerdo, de sentimientos entremezclados, de despedidas, de abrazos, de sonrisas y nervios y de emociones más o menos contenidas... lágrimas y sensaciones a flor de piel.
Todos los que estuvimos en San Agustín viendo a la Virgen llegar contuvimos la respiración cuando la Señora atravesó el dintel de su casa. "No cabe por la puerta", decía un niño de cuatro años en brazos de su padre... pero nada podía impedir que Ella regresará al lugar del que nunca debió salir.
Nuestro compañero Antonio Poyato, como no podía ser de otro modo, estuvo acompañándola para regalarnos estas magníficas Estampas para el Recuerdo que todo el pueblo de Córdoba atesorará para siempre en su memoria.
Guillermo Rodríguez
