En los días que preceden a Semana Santa nos encontramos con una información, sin duda, llamativa. De esta manera, ha aparecido la triste noticia de que la almeriense Hermandad del Rosario y Penas se ha visto obligada a abandonar su Capilla, situada en el Hospital Provincia. La corporación del casco histórico que procesiona el Sábado de Pasión, en palabras de su portavoz al Ideal, Enrique Cerrudo, afirma que “tal y como están las cosas, la hermandad no puede salir. Tiene todos sus bienes secuestrados”. La realización de unas obras urgentes para la rehabilitación de la Capilla, por parte de la Diputación, son el origen de un conflicto que ha puesto a la corporación en jaque.
El origen del problema se remite
a una orden de desalojo de la Capilla del Real Hospital de Santa María
Magdalena que expidió la Gerencia Municipal de Urbanismo. Los motivos aducidos
en la misma incidían en el peligro que suponía su estado tanto en la fachada
como en las vigas de la cubierta. No obstante, desde la hermandad se aduce que
nada dice en la orden acerca del resto del inmueble y que solo hacía referencia
al desalojo de la mencionada capilla y en ningún caso se expresa sobre una
pequeña estancia, independiente del templo, en la que la cofradía guarda sus
bienes y lleva a cabo sus tareas de administración, a la cual, debido al
vallado que se ha instalado, no tienen acceso. En consecuencia, no pueden
acceder a su patrimonio.
Cerrudo afirma que “respondimos a
Diputación que no estábamos de acuerdo, que la orden de Urbanismo no afectaba a
nuestra sede, que no era conforme a derecho (…). Con el pretexto o la excusa,
nos han cerrado la entrada a la sede. Es un desahucio encubierto, porque solo
afecta a la capilla no a la sede de la hermandad”.
La corporación llevó a cabo el
traslado de sus Titulares a la iglesia de San Juan hace dos semanas. Ahora
buscan una salida al asunto que les permita procesionar el próximo Sábado de
Pasión.
Blas Jesús Muñoz