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martes, 8 de abril de 2014

La Chicotá de Nandel: ¿Costalero o músico?


Esta es la pregunta que se habrán hecho muchos chavales a lo largo de su vida, incluso puede que alguna que otra muchacha se haya visto en tal tesitura.

El costal y la faja, el mundo del pentagrama, tan unidos y tristemente separados, según el caso, de la religiosidad (y si me lo permiten, cada día más), trae consigo que al juntarse, al mezclarse en algún momento de la vida cofrade, aunque no se sea creyente, puede ocasionar mil y una anécdotas o quebraderos de cabeza a la persona que tenga que decidir en días concretos de nuestra Semana Santa, dónde estar y qué labor ejercer ese día.

En mi caso, desde los 16 años comencé con el costal, cosa que no me impidió, gracias a Don Antonio Couñago, Miguel Angel Font, y tantos y tantos amigos que hice en una población cordobesa, Castro del Río, conocer el ámbito musical desde sus entrañas. Ese mundo y yo, bien por los momentos personales que vivía, bien por el amor siempre a la música procesional, bien por la amistad y la familiaridad que se encuentra uno en una banda, cuajamos perfectamente y desde hoy y hasta que Dios quiera, seguiremos el mismo camino en la vida.


Siempre en mi Banda, y eso que es de las llamadas grandes, ha habido digamos... una especie de excepción para que en algún día de la Semana Mayor, el músico pudiera salir bajo las andas de su Cofradía. Nunca he tenido problema alguno en ese sentido. No pueden otros muchos decir lo mismo; hay una Banda en Córdoba, que tiene totalmente prohibido que cuando tenga contrato vaya nadie a sacar ningún Titular. ¡Oiga, que uno para entrar en una Banda, lo primero que ha de saber son sus normas, y las normas, acertadas, anticuadas, equivocadas o muy de manga ancha, son las que son! Cada uno sabe dónde se mete, luego que no diga que no se lo avisaron.

Hay componentes de bandas que no son cofrades y no tiene nada de malo... enamorados de la música, que no tienen por qué sentir nada romántico o sentimental al tocar tras un paso, no nos rasguemos las vestiduras tan fácilmente. Lo vería casi catastrófico si por ejemplo un costalero, no sintiera la base de lo que significa ser costalero, “querer ser los pies del Señor o su Bendita Madre en la tierra, para así, por promesa, por amor, y con mucho sacrificio, ofrecer aliviar su dolor para que nos siga cuidando quizá con más amor y protección que el que nosotros podemos darle”.

Nadie, puede hostigar al cofrade. El cofrade sólo ha de rendir cuentas a Dios. Ya Jesús, fue juzgado por personas que no entendieron que Él había venido a salvarnos. No creo que ningún músico o costalero, tenga que ser juzgado por sus elecciones.

Me he encontrado amigos que han sido expulsados de bandas, que siendo miembro de alguna de ellas, han tenido algún que otro problema o riña por pertenecer a una cuadrilla en concreto, que perteneciendo a cuadrillas ha tenido problemas por lo que haya hecho o dicho alguno de su banda...

Vamos a ver hermanos míos... Nos movemos en un hilo muy fino, que se parte con la mirada. Hay quien no se da cuenta, que lo mismo que ellos se consideran con derecho a juzgar, a ser juez y parte en todo, tienen a unas personas que están por encima de ellos, un director, un hermano mayor o un capataz.

Cada uno tendría que ver si por nuestra forma de vivir la Semana Santa, “somos o no compatibles” con la función que queremos desarrollar en una formación musical, o cuadrilla de costaleros. No hay más. Todo lo que queramos opinar, será eso, meramente una opinión.

He podido comprobar, y con esto acabo, aunque este es un tema para escribir enciclopedias (quizás con experiencias de muchas personas), que no merece la pena más que lo que a uno en cada momento... le pida el cuerpo. Llegado el momento, el corazón nos dictará dónde tenemos que estar.

Sólo ha habido una ocasión en la que estando en la calle el único paso que porto sobre mis hombros, el de mi Señor de la Humildad y Paciencia de Córdoba, haya tocado con mi Banda. Fue en el Via Crucis Magno de la Fe del pasado Septiembre. Aún hoy, se escuchan truenos y relámpagos si se pronuncia mi nombre en presencia de algunos a causa de ello. Y lo siento muchísimo. Siento muchísimo que ocurran estas cosas, puesto que yo nunca he pronunciado ni una mala palabra para quien quiso acompañarme a mí y a Mi Señor. Y digo acompañarnos, porque yo ya estaba cuando otros llegaron, y vinieron a mi casa, que no era la suya, la que los cofrades de verdad, dejando de lado al fanatismo, ofrecemos como el Señor ofrece su mano. Él así nos enseñó.

El mundo de las Cofradías, vuelvo a repetirlo, es muy distinto al de las Hermandades de verdad, o de las personas que creen que están en una estando en otra. Cada persona es como es, y cada uno, un mundo.

Desde aquí, desear una muy buena Semana Santa a todos los que me han acompañado hasta este Martes que ya toca casi al Domingo de Ramos, los que me han apoyado a seguir escribiendo, los que se han interesado por alguno de mis pensamientos, y como no, a todos los que me enseñaron a que ser costalero, no era más que un abrazo al prójimo en los buenos y malos momentos, porque solo juntos y con el corazón limpio de Humildad y Hermandad, sabríamos que a quien llevamos encima, es a Dios mismo.

Y como no, a esa persona que a veces es la voz de mi conciencia de este y de artículos pasados, y a mis amigos, mis hermanos musicales. Sólo han sabido enseñarme una cosa, y no ha sido que todos podamos ser músicos por momentos. Ellos me han enseñado desde el primer día, que nadie es más que nadie, que todos sumamos, que todos somos uno, desde la punta de un Banderín que remata el Giraldillo Sevillano, hasta el último amigo que por desgracia nos siga detrás, y por las razones que sea no vaya tocando con nosotros. Y diría más, quizá la mayor enseñanza, en esta y muchas bandas, es que donde hay música, no puede haber nada malo, y donde hay sólo corazón, no se pueden buscar más cosas que sentimientos de verdad, puros y que fortalecen al alma.

¡OS DESEO UNA SEMANA SANTA LLENA DE MOMENTOS INOLVIDABLES, COMO SE QUE LA LUNA DE PARASCEVE, MIS HERMANOS DE HERMANDAD, MIS TITULARES Y MIS HERMANOS EN MI SEGUNDA FAMILIA, LA MUSICAL, VAN A HACER QUE YO VIVA, COMO CADA AÑO, RODEADO DE LOS QUE ME IMPORTAN, DE LOS MÍOS DE VERDAD, LOS DE CORAZÓN, COMO SON LAS PERSONAS QUE ME IMPORTAN Y DIOS HA PUESTO EN MI CAMINO PARA QUE JUNTOS LO ACOMPAÑEMOS EN LA TIERRA, HASTA QUE QUIERA QUE CON ÉL NOS REUNAMOS!

Fernando Blancas Muñoz










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