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martes, 15 de julio de 2014

Con nombre propio: Cayetano González


Cayetano González nace en Málaga debido al destino de su padre, Cayetano González Álvarez-Ossorio -hermano del arquitecto Aníbal González y primo de Torcuato Luca de Tena, fundador del periódico ABC-, que era Intendente de Aduanas con su puesto de trabajo en aquella importante ciudad portuaria del Mediterráneo andaluz, aunque más tarde regresaría a Sevilla.

De joven trabajó en la casa familiar, una empresa dedicada principalmente a la venta de materiales de construcción y saneamiento, con una importante faceta en lo referente a la cerámica artística decorativa y devocional gracias a dos de sus miembros ya citados: Aníbal González y Álvarez-Ossorio, uno de los máximos exponentes de la arquitectura sevillana del momento, y su sobrino Cayetano González, destacado dibujante y colaborador directo suyo que realizó en aquél tiempo muchos proyectos y diseños luego pasados a cerámica -Plaza de España y plaza de América-, aunque acabaría siendo un excelente artista polifacético que pasaría a la historia como uno de los mejores orfebres sevillanos del siglo XX.

Junto con otro artista del momento, Manuel Seco Velasco, son los dos artífices del auge de la platería en Sevilla en la primera mitad del siglo XX, consiguiendo entre los dos el resurgir de esta noble artesanía y la realización de unas obras con unas cotas artísticas difícilmente superables.
Obras

Son muchas las obras realizadas por este excelente artistas, destacándose aquí varias de las más importantes, algunas de ellas verdaderas joyas de la orfebrería.

Su labor profesional en el campo de la orfebrería la inició con el palio de la Virgen de la Concepción, de la Hermandad de El Silencio de Sevilla, un soberbio trabajo realizado entre los años 1929 y 1930, que incluye la orfebrería, los respiraderos, la crestería y los varales. En esta obra predomina su interés por la reproducción de estilos medievales, que aquí van desde el neorománico al neobizantino, con la incorporación de bello arcos peraltados con capiteles minuciosamente labrados y decorados, donde la incrustación de piedras y cristales de colores recuerdan las tapas de los antiguos evangelarios de la Europa medieval.

También de ese mismo año son los varales del palio de la Virgen de la Amargura, de la Hermandad de La Amargura de Sevilla, una Dolorosa para la que también realizó el juego de jarras para su paso de palio entre los años 1931 y 1940.

Su obra cumbre llegaría muy pocos años más tarde, cuando realizó la más importante obra de la orfebrería de la Semana Santa sevillana: las portentosas andas del paso del Señor de la Pasión, una obra de la que se ocupó entre los años 1940 y 1949, en un tiempo en el que, además, se dedicó también al palio del paso de la Amargura. El citado paso de Jesús de la Pasión es una obra completamente realizada en plata labrada, blanca y dorada, con incrustaciones de marfil. Concebido en el más puro estilo barroco y también con elementos decorativos renacentistas, fue estrenado en el año 1949. Combina espacios recubiertos de motivos vegetales y molduras con escenas formadas por figuras de bulto redondo que se insertan en hornacinas o capillas, con figuras de mayor tamaño y exentas en los ángulos. Los temas representados, con gran virtuosismo y minuciosidad, incluyen representaciones eucarísticas, escenas triunfantes de Cristo y santos patronos de la ciudad de Sevilla.

Para la Virgen de la Amargura es también otra de las obras cumbres de este autor: la suntuosa corona de oro tallada en 1954, y que lució esta imagen durante su coronación canónica: una pieza de gran vistosidad formada por un alto casco de forma cónica invertida inspirada en modelos de la primera mitad del siglo XVII. Las ráfagas que parten de su perímetro son una verdadera filigrana en donde se dibujan e intercalan delicados motivos florales en la zona interior y ráfagas ondulantes en la exterior, con rayos lisoa alternados con otros labrados.

Para la Virgen de la Merced, cotitular de la Hermandad de Pasión, diseñó sus valiosos varales de plata de estilo neogótico, en el año 1956, en los que se representan escenas de la vida de la Virgen. 

 

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