El suspiro hoy es sonrisa maliciosa de querubín. Sonrisa forzaba por una broma de mal gusto en la que política y fe se mezclan, pero muy lejos del agustinismo político.
Una casa o sede en obras cuando no hay dinero provoca el suspiro, mientras se pregunta el Ángel si, ciertos cofrades, están haciendo todo lo posible, por sacar a flote la burbuja inmobiliaria que tanto "bien" nos trajo. ¿Se considerará obra social? Habría que formular la pregunta a cierto obispo que de aquí fue.
Salir bien en la foto siempre fue una preocupación, honda y turbadora, del político. Un cofrade con cargo suspiraba como el Ángel por esa foto con altos cargos eclesiales y ministeriales. Tanto, que casi tiene que comprar unos calzos para salir al fondo de la estampa. Al fondo, o, quién sabe, si al fondo a la derecha como el servicio de los bares en los chistes antiguos.
Redoblan los tambores roncos como un run-run de eventos que se idean en la mente, pero que ya navegan en efemérides que cumplen años, uno arriba, uno abajo. El Ángel no ve el momento en que vuelva la vara, la carita de profident y los saludos profusos a mitad de calle.
Joaquín de Sierra i Fabra
Recordatorio El Suspiro del Ángel... Favoritos y olvidados