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sábado, 26 de julio de 2014

Hemeroteca: 1995. Calvario, Esperanza de Triana y Esperanza Macarena


El escritor D. José Luís Garrido Bustamante, cuando era Diputado Mayor de Gobierno de la Hermandad del Calvario se escapaba todas las Madrugadas para ver a la Macarena, aunque como el decía "la deserción era transitoria, aunque tuviera lugar dentro de la Catedral y aunque se añadieran otro tipo de atenuantes diversos tales como el sigilo, la absoluta ausencia de repercusiones negativas y que el segundo celador general asumía la responsabilidad total durante esos escasos minutos que duraba la ausencia".

El escritor lo contó todo en su pregón, porque tenía que desnudarse y entregárselo todo al público, a sabiendas de que esa situación, (la del encuentro con la Virgen) no se volvería a producir por muchos motivos y de esa desazón le salió lo siguiente:



Yo no podre vestir nunca, la túnica macarena.
No,porque soy como el árbol aquel de las hojas secas
el que pusieron adusto de un árbol verde a la vera.
El renegrido del fuego, el enlutado de pena,
el del ruan y el esparto, de la mayor penitencia.
Pero me atrevo a pedirle un imposible a mi regla:
que me permita que torne, aunque una vez sólo sea,
entre columnas perdido,hasta acercarme a la Puerta
que llaman Puerta de Palos y es para mi Puerta Etérea
cuando a la puerta se asoma toda la luz Macarena.
Y que, otra vez, por ensalmo, aquella cita volviera,
yo con mi negro de luto, Ella vestida de Reina,
como en los años huidos cuando dejaba las huellas
de la Hermandad Penitente porque tenía que verla,
porque rezaban mis labios Ave María Gratia Plena,
porque por fuerza tenía que contemplar su belleza
con las ojeras moradas con el cansancio en sus venas
pero más guapa que nadie,más Virgen, más… Macarena.


Pero como la Virgen es así, decidió lo contrario y en la madrugada del año 1995, madrugada de lluvia intermitente ocurrió lo siguiente:

El Calvario se echó a la calle a su hora habitual aprovechando una pausa bonacible. Caminando más deprisa que otras veces, ante un público con paraguas e impermeables, se alcanzó la Catedral. D. José iba en el puesto habitual que ocupó en los últimos tiempos y al enfilar la nave por la que se sale a la plaza de la Virgen de los Reyes le dió un vuelco el corazón: Allí, en la Puerta de Palos,le estaba esperando la Macarena.

Fué la noche insolita de las dos Esperanzas. Se quedó el paso de la Macarena, para preservarlo de la lluvia, poco antes de trasponer la puerta y después de que el Calvario pasara, se hubo de quedar tambien el paso de la Esperanza de Triana porque arreció el agua cuando iba a salir.

Cuando los nazarenos del Calvario desfilaron delante de la Macarena,ella estaba sola, como si estuviera cansada de tanto ajetreo y de la inclemencia de la noche y se hubiera quedado allí haciendo lo que no hace nunca: aguardar que desfilasen ante Ella los nazarenos negros que van detrás.

La Macarena se había quedado esperando. Momentos después,las dos Esperanzas se veían frente a frente y junto a su Hijo. La Virgen retratada en el oro de la Macarena y en la plata refulgente de Triana. 








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