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domingo, 3 de agosto de 2014

Candelabro de cola: Pudo ser pero no fue


La realidad de nuestras Cofradías, lo que a día de hoy son de facto, está marcada por las decisiones que en un momento dado de su historia adoptaron sus respectivos órganos de gobierno. Hoy, en cambio, vamos a intentar pensar en lo distinta que sería la realidad de algunas de nuestras Hermandades si algunos proyectos no acometidos hubieran llegado a buen puerto. A través de cinco ejemplos esbozamos, resumidamente, aquello que pudo ser pero que finalmente no fue.


1.      La Entrada Triunfal en San Pablo

Año 1977. Los Padres Salesianos comunican a la Hermandad de la Entrada Triunfal a pocos días de Semana Santa que tiene que abandonar la iglesia de María Auxiliadora. La Cofradía pasa entonces a la parroquia de San Lorenzo quedando, tras un breve periodo de tiempo en que estuvo regida y organizada por la propia Agrupación, como filial del Remedio de Animas. Pero no fue Ánimas la única Hermandad interesada en hacerse cargo de la Entrada Triunfal… La Expiración barajó seriamente la posibilidad de incorporar a Nuestro Padre Jesús de los Reyes como Titular de la Hermandad. Finalmente no fue así y ya en 1982 la Borriquita se constituyó como Hermandad propia. Hay quien dice, con cierta retranca, que el matrimonio entre Ánimas y la Borriquita no podía durar mucho ya que en la primera esperaban que la Entrada Triunfal en Jerusalén se realizara con la imagen de Jesús sobre el esqueleto del pollino… Tiene su guasa la cosa. 

2.      La Santa Faz en Cristo Rey

Daba sus primeros pasos la Hermandad de la Santa Faz, establecida en la Trinidad, en los primeros años de la década de los 80 del pasado siglo XX. San Juan y Todos los Santos vio nacer entre sus muros, desde los años 70, hasta cuatro Hermandades: Salud, Santa Faz, Ecce-Homo (Estrella) y Sagrada Cena. No obstante la Estrella decidió –con gran fortuna- hacerse y crecer en torno a un barrio como la Huerta de la Reina y la Cena, años más tarde, hizo lo propio en Poniente. Lo que no es por tantos conocido es que la Cofradía del Nazareno de la Trinidad intentó –antes incluso de realizar su primera Estación de Penitencia- establecer su sede canónica en Cristo Rey. La idea de tener una Cofradía en la iglesia no debió entusiasmar a los sacerdotes rectores en cuestión y ahí quedó todo.
  

3.      El manto bordado del Desconsuelo

No ha muchos años un conocido hermano de la Cofradía del Santo Sepulcro acudió al afamado diseñador Rafael de Rueda para que realizara el proyecto de un manto de salida bordado para Nuestra Señora del Desconsuelo. No obstante el fantástico diseño –costeado íntegramente, según me aseguran, por el propio hermano- no fue finalmente acometido por la Hermandad de la Compañía. ¿El motivo? Quien escribe lo desconoce a pesar de haber hecho las indagaciones oportunas. Esperemos que algún día tengamos la suerte de vérselo lucir a la Dolorosa de Álvarez Duarte. Por pedir que no quede.

4.      El Resucitado en Santa Marina... y la Alegría en Santa Isabel

Existió en la Hermandad del Resucitado la idea de realizar un paso de palio para Nuestra Señora de la Alegría de mayores dimensiones que el actual (bastante reducido). Pero claro, tocar la puerta de un templo fernandino gótico-románico pues como que no viene siendo posible. Solución planteada: pues ni más ni menos que una que ya estaba inventada. La misma que ponía en práctica la Hermandad de la Esperanza cada Domingo de Ramos cuando también procesionaba desde Santa Marina. El paso del Señor realizaría su salida desde la propia parroquia y el paso de palio haría lo mismo desde el convento de Santa Isabel de los Ángeles (San Pancracio, ya ustedes saben…). La propuesta llegó a ser planteada en Cabildo General de Hermanos siendo rechazada y desatándose una gran polémica en el seno de la Cofradía que llega casi hasta nuestros días.

5.      El consiliario barman

Me piden en este caso unos amigos de la Hermandad a la que se refiere esta anécdota que no facilite los nombres de los protagonistas ni de la Cofradía en cuestión. Así lo vamos a hacer para no privarles a ustedes, en definitiva, de conocer esta graciosa historia, que es de lo que se trata. Y es que uno de los antiguos hermanos mayores de la corporación a la que nos referimos, se encontró paseando por la calle con la persona que actualmente ostenta dicho cargo en la Cofradía. Después de los saludos de rigor y de preguntarse respectivamente por las familias, el antiguo Hermano Mayor le expuso al actual su preocupación por el deterioro que había detectado en la relación entre su Hermandad y los sacerdotes de la iglesia. No obstante le planteó que, tras muchas vueltas que le había dado al problema, había encontrado finalmente la solución al mismo: “Fulano, tú razona conmigo. ¿Dónde se cuentan los amigos los problemas que tienen? ¿Dónde hacemos todas las personas la mayoría de nuestras relaciones sociales? ¡Pues en la barra de un bar! Así que para solucionar esta falta de comunicación lo que debemos hacer es decirle al Consiliario de la Hermandad que los fines de semana sea él quien ponga las copas y se las sirva al resto de los Hermanos en la casa de Hermandad”. Les prometo que esto es cierto como la vida misma. Afortunadamente el actual Hermano Mayor no tuvo en consideración la propuesta. Y menos mal, porque me aseguran que, conociendo la falta de humor de aquel Consiliario, lo mejor que le hubiera podido pasar a la Hermandad pasaba por ser expulsada del templo donde tiene su sede. Eso previa excomunión de todos los hermanos, claro.

Marcos Fernán Caballero








Recordatorio Candelabro de Cola




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