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viernes, 22 de agosto de 2014

Verde Esperanza: Urge normalización con respecto a las bandas


En este periodo de verano, parece que gran cantidad de “cofrades” sólo se acuerdan de las Hermandades para comentar el último fichaje mediático para ir tras este misterio o aquel palio. Soy de los que piensan que, en general, conferimos demasiada importancia al terreno de las bandas. Se intenta ocultar el interés en determinada formación, hay especulaciones sobre si se contratará a tal o a cual banda y por qué motivos, se anuncian sus contrataciones como si fueran el Cristiano Ronaldo de turno,  hay un lamento exagerado si una banda pierde un contrato o se monta un gran debate por haber confiado en una y no en otra. Y lo dice uno al que le apasiona la música cofrade y propenso a opinar sobre las bandas, como se puede observar en la Pauta Musical que escribo semanalmente.


Está claro que no se puede tratar como un asunto nimio los acompañamientos musicales de los titulares, descuidándolo y dejándolo al libre albedrío o bajo la responsabilidad de personas poco cualificadas, eso nadie lo discute: la música es una parte bonita y que tiene su importancia en la Semana Santa. Pero tampoco podemos endiosar a las bandas como si estas fueran tan protagonistas (o más) que los propios titulares. Para empezar porque el único protagonista de la Semana Santa y las Cofradías han de ser los sagrados titulares, y nadie más. Si cometemos el error de darle tanta relevancia a los acompañamientos musicales, estaremos tropezando con la misma piedra que nuestros antecesores con el Becerro de Oro (ya escribí un artículo sobre ello), y luego sería de necios seguir llevándose las manos a la cabeza cuando alrededor del estandarte de la banda de postín de turno haya más expectación que del paso al que ésta acompañe o cuando éstas pidan cantidades desorbitadas a Hermandades asfixiadas económicamente –las de los pueblos, normalmente-, mientras que prácticamente se regalan por ir a capitales (este es otro tema que trataré en profanidad en otro artículo). Bien es cierto que hay formaciones musicales más propensas a todo ello, las mediáticas (todos sabemos cuáles son), pero si seguimos así cada vez el fenómeno se extenderá más, hasta que nos olvidemos de que delante de nuestras admiradas bandas va un Cristo o una Virgen.



Hay que poner pie en pared ya, y creo que la solución pasa por una reacción conjunta de las distintas partes involucradas. Las bandas, dejando de lado las campañas de marketing y dedicándose a tocar tras los pasos de misterio de la manera más correcta y adecuada, sin lucimientos personales con solos de cornetas que parecen no terminar nunca, y que lo único que consiguen es que ese aplauso vaya al solista y no al misterio. Las Hermandades, terminando con ese secretismo que engloba a todo el mundo de los acompañamientos musicales, y dejando de deslizar rumores musicales. Y sobretodo, ofreciendo una formación cofrade de calidad. Para terminar, los cofrades de a pie, interesándose por adquirir esta formación cofrade ofrecida por las Hermandades. Es importantísimo normalizar la situación. Que nadie se engañe ni les engañen, los de las bandas o los de las Hermandades, los acompañamientos musicales son un mero complemento de la estación de penitencia de una Cofradía. Las bandas tienen importancia, sí, pero en su justa medida y siendo conscientes de lo que va delante de ellas. Hay que normalizar la situación de una vez por todas, por el bien común.

José Barea











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