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domingo, 19 de octubre de 2014

Calvario de iris: Vagabundo


La pureza del alumbramiento, aún sin dejar su virtud, puede verse alterada, por la parte del Mundo que la luz te acoja. Hay países que provocan miseria en otros, para poseer una prosperidad basada, en el primigenio sufrimiento ajeno. El llamado “primer mundo”, propicia indecentemente las clases de los  Continentes. Curiosamente, las tierras más mimadas por la naturaleza, son las más castigadas por las grandes Naciones, por la especulación de la riqueza que poseen en sus entrañas.

Una macabra manipulación, una cadena  de intereses creados que su último y menos importante eslabón es el ser humano. Hoy eres un fértil vergel con riqueza y plenitud y mañana te convierten en un suelo yermo coronado de zarzas y abrojos.

Lo que nuestra mente asocia a poder y bienestar, puede estar poseído de suciedad y corruptelas.

Las posesiones terrenales no tienen ningún valor en el Universo, los destellos que verdaderamente cruzan el firmamento, son los de las almas puras.

Calificamos de desposeídos a los que, quizá, interiormente  más poseen y quedamos sorprendidos, ante la apariencia aunque solo sea eso apariencia.

No hemos sabido educar nuestros oídos a escuchar los corazones de nuestros semejantes, ni a mirar más allá de una apariencia o acción, como en sus enseñanzas, con palabras de Gloria en la tierra predicaba el Nazareno.


José Antonio Guzmán Pérez










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