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lunes, 3 de noviembre de 2014

El Estatuario: Cofradías endogámicas


Tras un cierto alejamiento y perspectiva sobre las diferentes y distintos acuerdos en Cabildo de Oficiales, convocatorias de elecciones, nombramientos… que algunas de las Corporaciones han ido tomando en este tiempo, me pregunto si no estamos asistiendo a un comportamiento claramente endogámico dentro de este “pequeño universo”.

Para aquel que no acierte a descifrar el significado de la acepción tengo a bien aclararle que se trata según la RAE de la “Actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al propio grupo o institución”

Puede decirse que los argumentos para sostener, fundamentar e incluso promulgar Reglas que así lo estipulen es la “defensa del grupo” ante el exterior de manera que se mantenga la unidad y el pensamiento único, siempre igual.

Esta endogamia intransigente pone en juego multitud de veces un mecanismo de reparto de poder ficticio  que crea una especie de clientelismo muy peculiar cuyo objetivo  es entrar en el círculo de influencia. La capacidad, la aptitud, la idoneidad y la competencia personal  no son valorables.

Ante actitudes axiomáticas y puramente reduccionistas, y estatutos pétreamente reglamentados quiero que lean las palabras del Santo Padre Francisco:

"El único modo de que una persona, una familia, una sociedad, crezca; la única manera de que la vida de los pueblos avance, es la cultura del encuentro, una cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar, y todos pueden recibir algo bueno en cambio. El otro siempre tiene algo que darme cuando sabemos acercarnos a él con actitud abierta y disponible, sin prejuicios. Esta actitud abierta, disponible y sin prejuicios, yo la definiría como humildad social, que es la que favorece el diálogo. Sólo así puede prosperar un buen entendimiento entre las culturas y las religiones, la estima de unas por las otras sin opiniones previas gratuitas y en clima de respeto de los derechos de cada una. Hoy, o se apuesta por el diálogo, o se apuesta por la cultura del encuentro, o todos perdemos, todos perdemos. Por aquí va el camino fecundo." (27 de julio de 2013, XVIII JMJ, Rio de Janeiro)

¿Somos capaces, y yo misma me incluyo, de ser tan apostólicamente cristianos y romanos, de volver los oídos a estas palabras? 

¿Seremos o serán capaces de ver más allá de la propia clausura en que se han convertido algunas corporaciones?

Mercedes de Rueda












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