Blas Jesús Muñoz. Cuando Cristina Sánchez tomó la alternativa hubo muchas voces en contra, incluida la de mi admirado José Miguel Arroyo "Joselito" (ése sí que es un torero y un pregonero de postín). Sin embargo, el maestro de maestros, el arte del capote, el pellizco bético, o sea, el Faraón de Camas, contra todo pronóstico de los profanos quiso ser su padrino de alternativa. Y Curro le dijo a Cristina algo así como que si unas manos de mujer son lo más delicado que existe, con el capote y la muleta tendrían una sensibilidad mayor que la de cualquier hombre.
Los genios son así. Ven por encima de los demás con una claridad que pasma y que nos convierte a los demás en seres un poquito más vulgares.
Y esto viene a cuenta de lo acontecido con las costaleras de María Auxiliadora. Ya saben cuál es mi opinión, desde hace varios enfoques, no poseo ni por asomo la grandeza de Curro. Lo que si le queda a uno es dignidad entre tanto mongolo como los que andan sueltos por las cofradías. De hecho, si hiciera falta pasar un psicotécnico para darse de alta como hermano nos quedábamos solos.
El costalero por regla general es machista, pero hasta para serlo hace falta tener un sustrato intelectual y, perdonen que me ría, pero buscar inteligencia bajo las trabajaderas es buscar a Wally en San Mamés o en el Calderón. Sobre todo, si nos adentramos en este tipo de temas donde deberíamos acordarnos de Nietzsche, de su filosofía y del perfil tan extremadamente bajo de quienes pretenden seguirlo como groupis en celo.
Recordatorio Enfoque: A las costaleras que se les niega un paso