Comenzaré este artículo con una serie de tópicos. El fin principal de los
medios de comunicación es el de dar información. Ocultar cualquier tipo de
información es moralmente deleznable. Lo que está mal hay que decirlo y denunciarlo.
Pero así como se informa sobre cosas negativas, también hay que hacerlo sobre
cosas positivas. Y viceversa. Creo que con estos tópicos va bien, por el
momento.
¡Qué fácil es atizar a la Iglesia! Resulta tan sencillo publicar una
noticia sobre cualquier sacerdote que hace declaraciones sobre alguno de los
temas preferidos socialmente… Aborto, eutanasia, homosexualidad, violencia de
género, machismo… Ni que decir tiene cuando se produce un abuso hacia algún
menor por parte del clero... Estará en los informativos al poco tiempo, así
como en periódicos digitales, programas de radio y… sí, también en páginas webs
cofrades, cosa que me llama alarmantemente la atención. Que quede bien claro, antes
de que se me tiren al cuello, estoy a favor de que todos estos comportamientos
reprobables se denuncien y sea público el rechazo hacia los autores de los
mismos. Lo que me resulta llamativo es que lo único que se resalta son los
(pocos, a mi parecer) aspectos negativos que tiene la Iglesia, y se calle cobardemente
toda su labor humanizadora y solidaria. ¿Saben ustedes de la gran labor
humanizadora y en pro de los derechos del hombre que realiza la Iglesia en
Sudamérica? Investiguen, que esas cosas no salen publicadas.