Cuando el otro día terminé de ver
el vídeo promocional que ha hecho el Ayuntamiento de Sevilla hice un “face
palm” y dije “¡Vaya tela!”. En el transcurso del mismo no daba crédito a lo que
estaba viendo y oyendo. Para empezar no sabía quién eran los dos chicos esos
que cantaban, después vi que eran muy famosos por haber participado en un show
televisivo. Objetivamente, y entre nosotros, los chicos cantan realmente mal
(para mi gusto por lo menos) pero es que encima le dan una letra que no pega
con la música y así es imposible conseguir el mínimo ritmo musical que todo
vídeo promocional necesita para enganchar al público.
Luego si nos fijamos en la letra
se cometen varios errores. Cuando se dice más de 2000 años de historia, se
puede decir que son 3000 años ya que tenemos restos que lo atestiguan. Ignorar
civilizaciones como la tartésica o la judía en esa breve reseña histórica
(quizás estaría mejor dicho histérica) que se hace en el vídeo me parece un
error. Es verdad que en las cuestiones históricas siempre tenemos el problema
de fechas y datos ciertos pero también es verdad que nadie obliga a dar esos
datos con tantos rotundidad y más si son inexactos.
Con todo, el problema mayor que
tenemos haciendo este tipo de vídeo no es ni la dudosa calidad de los “cantantes”
o los datos falsos e incompletos que se dan, el problema mayor es que es un
vídeo cuya misión es atraer a gente de fuera hacia Sevilla pero su “target” son
claramente los sevillanos. Me explico, ahí se dicen frases que en Sevilla
pueden gustar mucho y que quizás en un pregón de Semana Santa seguramente
levantarían algún que otro aplauso fácil pero aquí no se trataba de hablarle al
sevillano sino al de fuera, y convencerle a él que Sevilla merece la pena, no a
los que tenemos la suerte de ver la Giralda todos los días.