Blas Jesús Muñoz. En primer lugar, antes de meternos en harina, quisiera felicitar a los encargados de haber elegido el cartel de la Semana Santa 2015 (miembros de la Agrupación de Cofradías, supongo), pues supone un giro que este ámbito necesitaba y han sabido dárselo. Mi más sincera y humilde felicitación.
Y es que, durante demasiado tiempo, hemos vivido y actuado al socaire de las modas o aquéllo que se conoce en argot cool como tendencias. Sevilla nos ha ido marcando el paso de aquello que debe o no debe hacerse y, por más que lo neguemos, hemos seguido a rajatabla (a veces con una hora de retraso, no había Internet para reproducir al momento) los dictados que lo fashion o lo trend nos mandaba.
El cartel que anuncia este año nuestra Semana Santa, podrá gustar más, menos o dejar indiferente, pero supone un paso adelante. No se trata -o, al menos, eso quiero pensar- de una vuelta atrás en el tiempo, sino más bien de una diversificación de la técnica utilizada.
Un cartel, creo que ya lo dije en otro momento, es la imagen de algo que quieres anunciar. Y, aparte de cuidarla, ésta ha de representarse con cierta libertad creativa. Bien desde la pintura en sus diversas modalidades, bien desde la fotografía, trabajo a ordenador, etc. No empobrecerá la obra si el concepto y la ejecución son los que se persiguen y se dominan.
Tal vez, o más bien con toda probabilidad, más de uno no esperaba una felicitación. Sin embargo, un paso valiente y adecuado siempre es digno de elogio o, al menos, de reconocimiento. Y éste lo ha sido.