Blas Jesús Muñoz. Quizá, de haber sido cierta la inocentada de Gente de Paz, la cabalgata hubiera estado más lucida y/o entretenida. Pues uno va a ver el desfile de los Magos de Oriente y regresa hastiado del declive de Occidente.
Lo primero que te viene a la mente es el Mayo cordobés al ver las carrozas (¿Serán las mismas?). Y esos juegos florales de provincias que recuerdan a la tomatina o a esos que se bañan en harina que parece que van a hacer tortillas dee camarones. Aquí, lo de las flores, es la previa a un buen perol en el campo. Mientras que laa cabalgata parece la previa a una chocolatada o a unos churros en el Marta que ayer estaba más repleto que en las jornadas precedentes.
Cutre es un término que se queda muy corto. El castillo de fuegos artificiales pareciera que se hizo con los petardos que sobraron de la feria (sí, ese feriado que iban a cambiar y que sigue ídem, pero con menos gente). Y, con carrozas pobretonas y desproporcionadas. Una con un camello que multiplicaba por diez el tamaño del arco pintado con purpurina en la trastienda de un taller de manualidades.
Esto es Córdoba. Cutre, modelo Puerto Urraco. Tan es así que llegas a casa y pones Andalucía Directo (con miedo a que te corten el éxtasis con publi) y ves Málaga, Sevilla o cualquier sitio y te dices: mejor haber nacido en el Valle de Arán.
Recordatorio La Chicotá de Nandel: Carta a los Reyes Magos