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miércoles, 25 de febrero de 2015

Enfoque: Manual de Autoayuda cofrade


Blas Jesús Muñoz. Cuando la Cuaresma alcance su punto álgido, la tensión electoral andaluza también habrá logrado su mejor cota. Como una penitencia sobrevenida, los políticos salen en estos días, o bien a la búsqueda del voto cofrade o bien a la caza de éste, que no es -usando la coletilla de aquella "añorada" alcaldesa- cuestión baladí.

Su letanía de promesas superará en extensión un ejercicio del Rosario antes de un Quinario, Septenario o Novena. Sin embargo, no se trata de un culto en honor de una Sagrada Imagen, sino para mayor veneración de abrazos y sonrisas tan estudiados como artificiales. 

Son los profesionales de un bipartidismo que, en Córdoba, es tri o cuatripartito. Prodesionales experimentados en la promesa vacía, la mirada hueca y la mente puesta en el Partido que les da de comer. Pues es su trabajo por más que lo quieran vestir de vocación. Y el laburo es el que trae el pan, el vino y los productos gourmet a casa. Así la vocación se convierte en obligación y queda estupenda en un eslogan. 

Luego, algún que otro cofrade hablará en términos de autoengaño, que es como la autoayuda pero para quedar bien ante los demás. Y hablará del respeto creciente a las cofradías por parte de, cada vez, más sectores, confundiendo la conveniencia con el reconocimiento. 

Entre tanto, a los amigos de la autoayuda, les reto a exponer los beneficios tangibles de este último mandato, por ejemplo. Las fotos no cuentan.












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