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domingo, 22 de febrero de 2015

Enfoque: Un paso para Pasión


Blas Jesús Muñoz. Sin duda, ha supuesto una novedad que aporta algo diferente a la celebración del Vía Crucis de las Cofradías. Ver al Señor de Pasión sobre un trono no deja de ser algo singular y, por qué no decirlo, atrayente, plástico.

Aunque la geografía urbana cordobesa, su tradición o sus modos no permitan que este tipo de particularidades se produzcan sino de forma ocasional, no cabe duda de que mirar a Málaga nos vendría bien en muchos sentidos, así como en algunas de las maneras de hacer las cosas.

El patrimonio de la capital de la Costa del Sol a nivel cofradías se erige tanto emergente como singularmente valioso, contando en su acervo con piezas de un valor indiscutible y señero. No hace falta mirar las formas y ejecución de sus tronos para apercibirse, sino que los diversos mantos -por ejemplo- que van jalonando el patrimonio de muchas de sus hermandades dan muestra de un potencial en alza constante.

Un potencial que, en Córdoba, está en construcción pero que promete diversificarse en los próximos años. Y una elección, la del Vía Crucis que, aparte de habernos dado la oportunidad de ver algo distinto, también ha vuelto a dar cuenta de que las decisiones -depende de quien las tome- pueden o no ser legítimas.

Si fuera hermano de Pasión, o de cualquier cofradía, no me gustaría que, si quien tuviese que tomar la decisión acerca de la Imagen a elegir fuese de la mía y más, sabiendo como se ha sabido, el aval que traían consigo otras imágenes. Al final, todo quedará en una anécdota -como casi siempre-, pero uno no puede evitar pensar en el pasado y en cómo se magnificaba cada acción.



Foto José Antonio Soler













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