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jueves, 26 de febrero de 2015

Entre la Ciudad y el Incienso: Sublime


Blas Jesús Muñoz. Suena una marcha en el horizonte azul de los sueños que parecen inalcanzables. Como si en el ensueño los ritos se tipificaran, los sentidos construyen un cielo azul ribeteado de amarillo, el olor a azahar en una esquina pensada, el paso de nazarenos y acólitos precediendo, sutilmente, la escena, el rumor de la gente -expectante- ante la imagen que brota serena del palio que es luz y flor, arca flamígera del tiempo...

... Como en una película, hemos ideado el momento entre las paredes que solo desbordan, hasta ese instante, pura imaginación. Evocando la realidad ponemos voz al capataz que llama a la trasera, manos firmes que golpean el llamador para dar el aviso definitivo. Entonces, los sentidos se aprietan y miran al frente, mientras el golpe definitivo pone en pie a la ciudad que tanto la ha esperado, a Ella, a la Virgen de la Estrella.

En ese momento suena la marcha. La Estrella Sublime desgrana sus primeros acordes como el primer recuerdo de Lunes Santo del que tenemos conciencia. La imaginación eriza la piel para confundirse entre las miradas que la buscan desde la acera de sus vidas. El tiempo se rompe en la garganta de quienes se reconocen al paso de un paso de palio, al paso de la Mujer, al paso de la Estrella. Ya no hay paredes ni ensoñaciones que apresen lo que la calle te da en Semana Santa, en Lunes Santo, en los días en que Ella sale a buscarnos para siempre. Ya no es fantasía y, sin embargo, la realidad es Sublime.


Fuente Fotográfica



Recordatorio Entre la Ciudad y el Incienso: Himno de su barrio








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