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jueves, 5 de marzo de 2015

Enfoque: La necesaria labor de la Parroquia de la Trinidad


Blas Jesús Muñoz. En pocas ocasiones se produce una conjunción tan perfecta entre parroquia y hermandades, antes bien, párroco y cofrades, como la que se produce en San Juan y Todos los Santos. La popular parroquia de la Trinidad acoge durante estos días la celebración de un Quinario de carácter Extraordinario con los titulares cristíferos de las tres corporaciones que guardan vinculación con la misma (Santa Faz, Vía Crucis y Perdón).

Un Quinario que, a su vez, cuenta con un elenco de predicadores de primer nivel y que se incardina en los actos que homenajean a Antonio Gómez Aguilar. Fundador de la Obra Pía, Don Antonio es uno de esos referentes imprescindibles para comprender como se puede establecer una relación fructífera entre un sacerdote y las cofradías. Más allá de la comprensión, en su figura se halló un impulso esencial tanto para fundar y dar impulso a hermandades como para comprender una parte fundamental de la Semana Santa que nos ha sido legada.

Una figura de la que ha tomado, entre otros, el testigo el Rvdo. José Juan Jiménez Güeto. Sacerdote, Delegado diocesano de Medios de Comunicación Social, en su día, canónigo y persona de una sensibilidad patente con sus cofrades, su labor y tesón de cara no solo a este Quinario, sino a otros muchos detalles, lo erigen en uno de los nombres propios de nuestras cofradías por merito propio.

La historia de nuestras cofradías guarda en el tesoro de su tiempo datos, nombres, lugares, efemérides... Si bien, lo más relevante quizá sea la percepción no solo de haberse sentido comprendido, sino de que determinadas figuras -más allá de relevantes- llegaron a ser parte de nosotros.










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