LO ÚLTIMO

domingo, 19 de abril de 2015

Cruz Parroquial: Estación de Penitencia en la Catedral


Queridos amigos, en estos últimos tiempos apreciamos con gozo y alegría que nuestras hermandades y cofradías estén realizando esfuerzos y sacrificios importantes para realizar estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral. Igualmente, escucho y leo las razones que se esgrimen para justificar esta noble acción que no siempre son, a mi entender, las más acertadas; del mismo modo, se han realizado críticas o apreciaciones sobre el tránsito de las hermandades que no me han parecido del todo justas. Es decir, que muchos comentarios dogmáticos carecen del conocimiento del por qué es importante realizar estación de penitencia en el templo madre de la Diócesis.


Ante todo, hemos de ser conscientes de que la Santa Iglesia Catedral es la expresión de la unidad y comunión de toda la Iglesia Diocesana, bajo la autoridad del Obispo, que nos mantiene en la unidad de la misma fe que hemos recibido a través del testimonio ininterrumpido de la sucesión apostólica: “La iglesia catedral es aquella en la cual el Obispo tiene situada la cátedra, signo del magisterio y de la potestad del pastor de la Iglesia particular, como también signo de unidad de los creyentes en aquella fe, que el Obispo anuncia como pastor de la grey” 1

Por lo tanto, acudir a realizar la estación de penitencia es visibilizar y renovar nuestra comunión, que todos somos uno como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno. Somos el nuevo pueblo de Dios, que unidos en el amor, sale a las calles y plazas a animar en la esperanza a un mundo que por momentos pierde el verdadero sentido de la existencia y les lleva por un camino alejado de la felicidad plena. La visibilización de ese amor y unidad se convierte en un testimonio alegre y elocuente de la Buena Noticia: “La iglesia catedral "por la majestad de su construcción, es signo de aquel templo espiritual, que se edifica en las almas y que resplandece por la magnificencia de la gracia divina, según dice el Apóstol Pablo: "Vosotros sois templo de Dios vivo" (2 Co 6. 16). Además debe ser manifestación de la imagen expresa y visible de la Iglesia de Cristo que predica, canta y adora en toda la extensión de la tierra. Debe ser considerada ciertamente como imagen del Cuerpo místico de Cristo, cuyos miembros se unen mediante un único vínculo de caridad, alimentados por los dones que descienden como el rocío del cielo". 2

Normalmente justificamos la estación de penitencia en el templo mayor con el hecho de realizar la adoración al Santísimo Sacramento o a la Cruz (Viernes Santo). Y ciertamente es un argumento muy válido, pero también como afirman muchos, esta adoración se puede llevar a cabo en otro templo en el itinerario de una Cofradía. Por lo que animo a tomar conciencia de que este momento de intimidad, recogimiento, oración y adoración ante el Señor Sacramentado también lleva consigo, en este sagrado lugar, la expresión extraordinaria de la comunión eclesial y la alegría de pertenecer a la Iglesia particular; conciencia que no siempre está tan viva dentro de nuestras hermandades y cofradías, ya que para muchos comienzan a verse y comprenderse como algo al margen de la propia Iglesia que se concreta en momentos de desafecto o falta de integración, comunión y colaboración con la vida parroquial.

Sí sería necesario, como muchos de vosotros habéis señalado en estos días, que los consiliarios deberíamos realizar alguna catequesis que ayudara a todos los hermanos a comprender e interiorizar el verdadero sentido de la estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral. Igualmente, se debería preparar con esmero este momento culminante. Es injusto exigir la actitud y acción con la que se ha de proceder en este lugar si previamente no hemos educado a los hermanos en este momento tan especial y hermoso. Y desde luego que se puede hacer. He tenido la enorme satisfacción de vivir mis mejores momentos de las tres estaciones de penitencia de las hermandades del Vía Crucis, Santa Faz y Perdón en la Santa Iglesia Catedral. El silencio sobrecogedor de los nazarenos y costaleros, la sencillez y espontaneidad de los niños postrados ante el Señor y, en todos, la actitud de recogimiento, piedad, devoción y oración.

Desde aquí, os sigo animando a todos a realizar estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral. 


José Juan Jiménez Güeto






1 Ceremonial de los Obispos, nº 42
2 Ceremonial de los Obispos, nº 43









Hoy en GdP