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miércoles, 20 de mayo de 2015

Enfoque: El poso que dejan las cofradías


Blas Jesús Muñoz. Se imaginan que en el siglo XIX, para no irnos demasiado lejos, una cofradía hubiese tomado a uno de sus miembros de la mano y lo hubiese mandado al Londres de la revolución industrial para que aprendiese inglés y regresara con los conocimientos técnicos necesarios para poner en marcha una pequeña industria local.

Puede ser que, en algún punto, salvando la analogía se diese un caso parecido. O puede que no. Entre tanto, la Hermandad de los Estudiantes de Málaga ha distinguido a tres alumnos de la Universidad de Málaga, pertenecientes a la cofradía, con las correspondientes becas de inmersión lingüística para pasar cuatro semanas de julio en la Universidad de Salisbury (Maryland, Estados Unidos), con objeto de perfeccionar el nivel de inglés.

Una iniciativa más que demuestra que el ámbito de la Semana Santa va más allá de las trompetas, de los costales de doble trama, de millares de salidas porque sí, de poses dignas que toman por lo personal cualquier opinión opuesta, de marcas distintivas con la rojigualda como si los de fuera fuesen éso, de fuera...

Iniciativas que, hace unos días, me comentaba uno de esos cofrades de los que hay pocos y que me invitaba a pensar que aun resta una brizna de esperanza en la generación presente (quizá, la que no deja la venidera o la que se nos fue). No sé si podrá o lo dejarán, pero no duden que, llegada la hora -en un sentido u en otro- les informaremos porque cofrades como él no sobran, sino que son el poso verdadero que dejan las cofradías.




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