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sábado, 20 de junio de 2015

Enfoque: Izquierda Unida abraza el Islam


Blas Jesús Muñoz. Para la religión de Mahoma, todo el que no la profesa es un apóstata y, conscientes de ello, los nuevos próceres del ala marxista han decidido en Córdoba abrazar la Fe del Profeta, no sea que les hagan aquello reservado para los condenados por la apostasía. Tal es así que se declaran laicos a los cuatro vientos, a quien los quiera escuchar entre los arcos de la castellana Plaza de la Corredera, para luego dejarse ver en fotografías que delatan su verdadera religión, la que quieren profesar en el secreto más profundo de los sufíes y del Ramadán.

No olvide nunca, querido lector -querido detractor-, que esa celebración implica una connotación religiosa insalvable. Paradoja al calor de cualquier religión de la tierra cuyo fin es la salvación del alma. Habrá quien les diga que es un acto social, lo vestirán de cultura, pero el trasfondo es la religión. La misma que repudian y que no dudan en abrazar cuando les sirve para atacar veladamente a la que, en realidad no pueden ni oler.

Les confesaré, pese a lo que van diciendo por ahí, que uno no es bolivariano por más que uno se toque en lo ideológico con la fuente de la que bebieron desde Simón hasta Óscar Romero. Y, más afín al segundo, no entiendo la vida sin la esperanza en otra mejor, como tampoco entiendo que nadie se pueda mantener impasible ante lo que no es justo, aunque sea la mayor de las nimiedades. Y no es justo que quienes llevaron a esta ciudad al atraso, se presenten ahora con líderes, no ya de perfil bajo, de una catadura que no apetece ni llamarlos políticos, pese a que se cubran con su manto proselitista.

No son muy diferentes a algunos de los que gobiernan las cofradías, por desgracia. Los mismos que se les llena la boca con el descubrimiento del "somos Iglesia", más como un eslogan de bienqueda que como una realidad. Porque esconden su falta de aptitud como las gallinas de un corral donde hacerse el gallito con Gente de Paz es más barato y cómodo que denunciar lo que hay no vaya a ser que pierdan sus treinta monedas y la pérdida de la limosna civil los enfrente, de bruces, contra las urnas.

Y si ellos no se salvan, el líder cordobés de Izquierda Unida irá directo al infierno de la ignorancia. No se ha enterado el muchacho de que la laicidad implica "cero religión". Si te declaras en rebeldía contra todo lo que huela a sagrario sé consecuente y no vayas a nada. Nada. Lo que ocurre que la laicidad es para los católicos de esta ciudad, nunca para los demás. Y, aunque son mayoría, también lo son los que se quejan de su gestión, por ejemplo, de Sadeco o de cómo hacer inviable cualquier empresa pública y hacer de la izquierda una broma de mal gusto. 

Para su información, la izquierda la representan otros y, con sus cuatro concejales, no es más que un oportunista que se ha vuelto, por sorpresa, a subir al carro del poder. El mismo sin el que no saben vivir porque, más allá de capitulares, trabajar es otra cosa. Sin embargo, la culpa no es de García, ni siquiera de medios como Cordópolis o ABC (unos palmeros y otros anuentes), porque los propios cofrades que tildaban a los primeros de "perro flautas", cuando sacaron su marca blanca de cofradías no dudaron en aplaudir. Pena de la Muy Cainita Ciudad de Córdoba.










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