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sábado, 4 de julio de 2015

Candelabro de cola: Siete reflexiones sobre el Regina Mater


Pasada una semana de la celebración de la Magna Marina Regina Mater, considero adecuado realizar un somero análisis subjetivo acerca de los puntos que entiendo que merecen cierta reflexión para bien o para mal. Estos siete aspectos configuran mi particular análisis... ¿cuál es el suyo?

  • La organización mejoró respecto al Vía Crucis Magno de la Fe. Cierto es que, a pesar de todo, la misma estuvo bastante lejos de la perfección, pero también lo es que no es fácil organizar una procesión de 25 Vírgenes Coronadas. El retraso en el retorno hasta los templos desde la Catedral fue notable, aunque en cierto modo comprensible. La elección de la fecha de celebración y el aspecto que presentaban las sillas en los primeros tramos del recorrido oficial no tienen justificación alguna (ni perdón de Dios). ¿Por qué me da a mí que, si ese va a ser el comienzo de la futura Carrera Oficial en la Catedral, las sillas de esa zona pueden presentar un aspecto muy parecido al de este 27 de junio? Ese fresquito junto al río, ese viento nada agradable corriendo por las noches…
  • Ejemplar y envidiable la devoción que suscitan algunas Vírgenes Coronadas de la provincia: Sierra, Piedad, Cabeza, Inmaculada… sus fieles y devotos han acompañado no solamente la participación en la Magna Mariana, sino en todos y cada uno de los actos de culto que las mismas han celebrado en la ciudad califal. Actos que, dicho sea de paso, casi han brillado por su ausencia en las diversas Cofradías y Hermandades de la capital… salvo muy contadas excepciones. ¿Nos sirve también de excusa el calor?
  • La Virgen de los Dolores lució bellísima mostrando, por cuarta vez este año, su espectacular ajuar por nuestras calles. Pero hoy me van a permitir una apreciación con la que estoy seguro muchos se van a llevar las manos a la cabeza. A la Señora de Córdoba le hace falta un palio. Sí, sí: he dicho un palio. Un palio personal y distinto al del resto. Un palio original y acorde a la estética de la Dolorosa de Córdoba por antonomasia. Y por favor, no me salte con lo del cielo de Córdoba, que ya está muy manida la respuesta…
  • La Magna Mariana fue la procesión de 25 Vírgenes Coronadas, pero de una sola Cofradía. La preocupación por cuidar el cortejo fue casi exclusiva de la Hermandad de la Expiración acompañando a la Virgen del Rosario. Espectacular, en todos los sentidos, en el recorrido de vuelta y, lo más importante, sin renunciar a su estilo serio y solemne. A la Hermandad de San Pablo creo que solamente se le pudo poner un pero: el aspecto que presentaban las piezas altas de la candelería. El calor le jugó muy mala pasada.
  • La Magna Mariana tuvo 3 bandas que rozaron la perfección: Carmen de Salteras, AMUECI y Esperanza. Ojo a esta última, que la banda del joven compositor Alfonso Lozano está alcanzando un nivel más que notable. Buena noticia para la ciudad, qué duda cabe.
  • Entre lo menos positivo: lo de subir al paso de la Virgen del Socorro a San Acisclo y Santa Victoria me resultó una idea de lo menos afortunado. Pero como dicen que no hay mal que por bien no venga, no estaría mal sugerirle a su Hermandad que se atrevan a proponer la participación de estas dos tallas en el Corpus de la ciudad.
  • Vista la imagen que varias fuentes nos apuntan sobre el bochornoso espectáculo que se vivió en la Catedral, a saber: personas tiradas por los suelos, gente comiendo bocadillos, colas continuas para acceder a los servicios y a las fuentes, ¿qué justificación se puede esgrimir para que se repitiera lo mismo que ya se vivió en el Vía Crucis Magno?



PD: Querido Queco, querido David de María y demás “artistas” que van a componer la canción para reivindicar que la Catedral de Córdoba pase a ser de titularidad pública: las musas no me han venido para dedicaros el poema que os prometí. Supongo que ha sido igual que cuando vosotros os ponéis frente al papel: que no solamente no vienen, sino que, además, se van corriendo.


Marcos Fernán Caballero













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