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domingo, 19 de julio de 2015

La Feria de los Discretos: Tiempos complejos para nuestras tradiciones


El pueblo está mortecino. Las altas temperaturas del estío hacer de él un desierto. Los campos se han tornado dorados. El verdor de meses atrás ha desaparecido. Es ahora cuando siento nostalgia de Inglaterra. Los años en Eton me han marcado sin desearlo. Un regreso puntual al condado de Berkshire no vendría mal al cuerpo ni al espíritu. No es que las gentes tengan más vida en el Reino Unido, pero si una disciplina de la que mis paisanos adolecen. Aquí cada uno va a su aire, poco les importa. Solo les preocupa el vivir de cada día. No se piensa en el futuro, ni en el cercano, y mucho menos aún en el futuro.


El futuro, nuestro mañana. Imposible saber que nos deparará. ¿Podrá ser venturoso? ¿O tal vez obscuro y con problemas? Nadie lo sabe. Dicen que el destino siempre está escrito, pero el hombre siempre se ha desvelado por conocerlo. Aunque vivamos día a día, tal y como se piensa en este pueblo milenario. Un pueblo que parece impasible ante los cambios que se producen en nuestra sociedad, así como en la perdida de los valores fundamentales en nuestra cultura.

Las bases de nuestra cultura, de nuestra identidad, están basadas en los estratos greco-romanos y judeo-cristianos. Siempre fue así y no se puede reescribir la historia. Pero estos políticos de nuevo cuño, muchos de dudosa formación y cortos de neuronas válidas y solventes, se están empeñando en negar lo que es imposible. Por qué si no cuéntenme si no es un despropósito eliminar un Vía Crucis para no molestar a los cuatro seguidores de Mahoma, que de seguro no han dicho esta boca es mía. Todo lo que sea atacar frontalmente a la Iglesia Católica está de moda. El nuevo político lleva marcado en su ADN que el catolicismo es un enemigo a batir. Los motivos tal vez sean obsoletos, partidistas, populistas y sobre todo, sesgados e interesados. Es un ataque para justificar tal vez su incapacidad para gobernar.

Ante todo esto solo nos queda rebelarnos , o mirar hacia otro lado. Los cofrades no deben de olvidar que nuestras cofradías pertenecen a la Iglesia. Que un cofrade ante estas tropelías calle, o haga la vista gorda, es ser condescendiente con ataques a la institución madre a la que pertenecemos y dependemos. Llegará el día, no creo que muy lejano, en que nuestras cofradías serán menospreciadas por aquellos que dicen gobernar para todos. Tiempo al tiempo.

Por lo pronto los que gobiernan este pueblo siguen con la burra al trigo con el tema de la Catedral. Es una manera que tener a sus votantes distraídos ante su incapacidad. El caso es atacar a la Iglesia para no descubrir sus limitaciones. No solo litigian con el tema Catedral, también con otras propiedades y espacios de la Iglesia. Mucho me temo que cuando se cansen, o la justicia les quite la razón, irán por los derechos adquiridos por nuestras cofradías y las actividades que estas desarrollan. Veo una avalancha de decretos regulando ensayos de costaleros y bandas de música. También se alinearan con todos aquellos a los que molestan las Estaciones de Penitencia, y que llevan haciendo campaña algunos años con lemas tan sugerentes como: Semana Santa al Arenal.

Para los tiempos que se avecinan se va a necesitar representantes fuertes. Los actuales están viciados. Su única meta era desbancar al anterior presidente y su gestión ha sido un quiero y no puedo. Pronto habrá renovación. Querer ampliar el ciclo actual sería un error para lo que se nos viene encima. No quiero ver el futuro. Por lo pronto regreso a Berkshire. 

Quintín García Roelas










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