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martes, 18 de agosto de 2015

De trama simple: Mitad de Agosto. En memoria de R. Muñoz Serrano



“No es la altura, ni el peso, ni la belleza, ni un titulo o mucho menos el dinero lo que convierte a una persona en grande. Es su honestidad, su humildad, su decencia, su amabilidad y respeto por los sentimientos e intereses de los demás.”

Madre Teresa de Calcuta


Estamos a mitad de agosto, en una Córdoba sola como de costumbre por estas fechas, al pasear por estas calles de siempre y mirar la fecha en el móvil se me viene a la mente el recuerdo de un agosto aún muy cercano en el tiempo. Tan sólo dos años atrás, el día 19 de agosto del 2013 Ntra. Señora de la Paz y Esperanza llamo a su lado al “capataz de capataces”, al abuelo para nosotros. 

Nos dejó como vivió y seguro subió al cielo junto a Ella y allí estoy seguro, revolucionó todo y formó a los ángeles para que fueran costaleros, de esos de corazón grande, de esos que tanto lo quisieron. Y allí en el cielo con un palio de estrellas los dirigirá cual coreografía para seguir deleitando a todos con su arte de mandar.

Él estará donde siempre quiso estar, de donde nadie lo pudo apartar, a los pies de su reina de la simpatía, como él la llamaba y su recuerdo siempre vivo entre nosotros mientras quede memoria para recordarlo.  

Pero hoy allí en el cielo, Rafael le contará a su niña que está triste pues sin motivo alguno y haciendo flaco favor a la memoria y a la tradición, su estirpe, su legado, fue apartado hace un mes y medio injustamente de aquello por lo que tanto lucharon, por lo que dieron todo y a lo que tanto quisieron. Pero su Reina de la Paz lo calmará y consolará pues el legado Muñoz es más grande que las miserias de este mundo y la recompensa mayor  en la tierra es poder ir de frente, con la cabeza bien alta, y el trabajo bien hecho, sabiendo que el amor y el cariño puesto en cada llamada, en cada chicota, en cada salida es hacia Ella y será recompensado al final de los días.


Manuel Orozco















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