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lunes, 14 de septiembre de 2015

La Chicotá de Nandel: Hoy no quiero hablar


Todas las semanas les traigo mi opinión en forma de humilde chicotá sobre lo que acontece, sobre efemérides, sobre el transcurso normal de la vida cofrade, opinión sobre lo que uno quiere, libre, llanamente, pero hoy no, hoy no quiero hablar.

¿Que podría hablar del Ayuntamiento? Pues no, no pienso hablar de unas personas que no me representan para nada. No puedo hablar de personas, que no han ganado unas elecciones, que no las conoce, y con perdón (a la mayoría) ni la madre que los parió, que te los cruzas por la calle, y como si te cruzas al guitarrista del Puente Romano, ese que ya no es romano, sino antiguo con maquillado electoral de aquel tiempo. Y conste, que el guitarrista del Puente Romano, hace mucho más por la ciudad que todos los que componen la cabeza consistorial, porque también es preciso decir, que si hay otros que me representan, y que seguramente abogaran por lo mejor para la ciudad, aunque sin votos, poquito vamos a echar a andar la cosa.

No puedo hablar de un Ayuntamiento, que está más preocupado de lo que pasa a kilómetros de aquí, que en los barrios menos necesitados. No puedo hablar de unas personas que no se han preocupado de dar de comer a nadie que aquí lo necesita, como lo llevan haciendo las Hermandades (miren el gran ejemplo del Cristo de Gracia), a las que ahora quieren quitar subvención para dársela ya veremos a qué.

No puedo hablar de una señora, que a pesar de nacer en Madrid, creo que sabe más que todos los cordobeses, y que seguramente, esté buscando restaurador ya para el San Rafael del puente.

Yo puedo hablar de Cáritas, puedo hablar del Banco de Alimentos (ese al que también ningunean), de Hermandades como he dicho antes de Cristo de Gracia o Merced, y su gran labor social, que a mí me gusta más llamar labor humana alimenticia. Hay que tener poca vergüenza, para dar tanto palo con y sin manos a una obra como el Banco de Alimentos, que llevan personas arrimando su hombro gratuitamente, cuando los que aquí cobran por ayudar a los favorecidos, no hacen más que el gilipuertas en reuniones, radio, televisión, y prensa escrita, sobre todo en su periódico, ese que lleva por nombre aquello que van a destruir.

¿Que también podría hablar de las hermandades? Pues tampoco tengo muchas ganas hoy. Me siguen doliendo amenazas personales en elecciones entre ¿hermanos?. Que la raza, el sexo, la condición, la tendencia sexual sea utilizada también ya como arma, es algo que no da más que pie a los que quieren destruir nuestro mundo, haciendo daño a los que en verdad podrían engrandecerlo aún más, y por qué no, cambiarlo un poquito para bien.

No quiero hablar de ciertos personajes que "dirigen" hermandades, de Gloria o de Penitencia, cuya mayor ocupación es rectificar pública y erróneamente a medios, amateurs o profesionales, cuando éstos solo quieren dar publicidad y colorido a este mundo difundiendo sus actos religiosos, ni de sinvergüenzas paniaguados a los que todos pagamos, algunos incluso fueron representantes de lo que ya casi ni recuerdan, que ni saben ni contestan cuando se les pregunta y sólo protestan cuando la nómina no llega a tiempo.

¿Podría hablar de las extraordinarias que vienen? Pues ya tendré otro día más ganas seguro, total, una ya se han encargado los que mandan en la ciudad, de hacer lo posible porque sea boicoteada, manchada, torpedeada. Y tendremos que callar, como siempre, y cuando ocurra (que Dios no lo quiera), a ver a quién agradecemos el honor de haber ensuciado el día de celebración de doscientos cincuenta años de gloria de un símbolo de la ciudad para todos y el Hijo de Dios para algunos, que seguramente con su mirada, con su brazo protector, llenó más el vacío hasta estomacal de más de un cristiano que estos que nos gobiernan, que como bien dice el Hermano Mayor de una Hermandad de Viernes Santo en Facebook, todo lo que nos den, o digan que van a dar, no será más que el “chocolate del loro”.

Como ven, me apena tanto todo, que no, no voy a hablar hoy, esperemos a la semana que viene, lo mismo, tengo mejor el ánimo.

Fernando Blancas Muñoz 














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