Vivimos tiempos difíciles. Hoy me decía el Hermano Mayor de una de las Hermandades más grandes de la ciudad cordobesa, más en concreto, una que el mes entrante tendrá la Salida Extraordinaria por sus 75 años, que no es tiempo de reyertas, no es tiempo de ajusticiamientos, de basura cofrade, y lleva razón. Comparto con él que es tiempo de unión entre los cofrades, de dejar los dimes y diretes, hasta personales, que nos han venido dando guerra, a nosotros, y al buen funcionamiento y nombre de nuestro mundo cofrade, universo cofrade, el cual, ahora arrinconado por cuatro, no nos debe dejar ni indiferentes, ni con los brazos cruzados.
Es tiempo de defensa, tiempo de, como ayer, salir en masa arropando a Ntra. Sra. de la Fuensanta CORONADA, CORONADA, por SU PUEBLO, por ese pueblo al que han embaucado en mentiras, al que han engañado (porque se ha dejado engañar) los que ahora dicen representarnos, a ese pueblo al que quieren robar su cultura, sus costumbres, echarlo a pelear con otros colectivos, tan libres como el nuestro, aunque no sean religiosos, pero que siempre hemos convivido hasta con nuestros más y nuestros menos, pero juntos, sin mayor problema.
Y en todo este revuelo, ni mal ni buen momento es el escogido, se nos ha ido alguien que para siempre va a estar en los papeles esos que se amontonan en los años para luego aglomerarse y formar historia. Me consta que a Romero, lo importante es el recuerdo o el vacío que deja a los que alguna vez lo quisieron, los que hablan de él, los que lo recuerdan con cariño, los momentos que vivió cerquita de Dios o su Bendita Madre, en su delantera, con sus amigos, como los que le acompañaron en la Magna Mariana, o ayer en su adiós, con Lorenzo de Juan, al que esperemos también no nos lo quiten del medio, con tanto intruso como hay en este mundo, sin ser más que eso, intrusos en un oficio con el que se nace, no a fuerza y para pavoneo o figureo se hace.
No me voy a extender, porque pienso hacer junto a Romero, un especial en Semana Santa de tres o cuatro artículos, los que hagan falta, donde él ponga la voz a sus recuerdos, busquemos fotos suyas, de sus amigos, para contarnos cómo se vivía aquellos años el mundo del costalero. Cosa que a algunos seguro le viene bien para saber el valor que tiene el pasado, cuando nada había, cuando personas como Romero pusieron no granitos, sino pedruscos gigantescos como el de la playa de Matalascañas.
Creo que es tiempo de que Javier, en su retiro al frente de los martillos, siga enseñando, siga explicando el devenir de todo, el cómo llegamos a lo que a día de hoy disfrutamos, gracias a muchísima gente, gente que o se fueron, o han sido apartados hacia el ostracismo cofrade, porque así somos, porque así agradecemos en este mundo, y eso debe de acabar.
Ya tiene, aquí tiene la Agrupación de Cofradías al Cofrade Ejemplar 2016. Es ahora el momento de unirnos los cofrades en otro acto más, hacer mil actos más cada año, que las bandas se unan y realicen mil conciertos, y el año que viene, dos mil, que Romero sea reconocido como lo que fue, como lo que es, ahora que todos podemos aprender de su palabra, podemos vivir recuerdos y vivencias de una persona, para nosotros conocer la historia, aquella a la que muchos niños hoy quieren pertenecer con un costal, con una faja, y solo saben de la misa la mitad, lo que le han contado, o más bien, lo que le han querido contar para mal o bien llevarlos.
Hoy, para mí, que siempre te recordará Javier delante de tu Cristo, es un día triste. Ayer por trabajo no pude estar en tu despedida, pero me llevo el recuerdo de haber sido tu costalero, haberte escuchado llamar, mandar un paso, el de la Patrona, la Virgen de mi barrio, “La Coronada”, como te gusta a ti decir. Hasta siempre Javier, pues tú estarás siempre, otros, no creo que aparezcan por mucho que se rebusquen esos papeles de los que algunos luego, harán historia.
Bromista, transgresor, rebelde, inconformista, luchador, familiar, buen padre, buen amigo, lleno de carácter, como antes he dicho Javier, no se hace al capataz, sino se nace, se lleva en las venas, y tú ya formas parte para siempre de ese frontal, el de tu Cristo de las Penas.
Fernando Blancas Muñoz
Recordatorio La Chicotá de Nandel: Arrancan nuestras bandas