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sábado, 19 de abril de 2014

El Cronista: Viernes Santo


La luna de Nisán comienza a desdibujarse en el cielo. Tras de sí, jirones de luz recorren la penumbra de la noche, alargando las formas hasta configurar un paisaje irreal, barroco y grequiano. Un año más el rito atávico está a punto de completar el círculo. Nada ha faltado a su cita: el azahar, la luz, el color y el calor. La tarde de Viernes Santo, fiel a sí misma, presenta la palidez propia de la jornada litúrgica: la tarde en la que el Cristo entrega su vida por la salvación de la Humanidad. Tarde de negros ruanes, de cirios al cuadril, de silencios contenidos, de rezos ancestrales, de zapatillas de esparto y pies desnudos. Es la tarde en la que la Santa Iglesia Catedral, por segunda jornada, se convierte en el epicentro de la Córdoba cofrade. Es la tarde en la que nuestro primer templo se transmuta en un nuevo Gólgota donde se va a revivir el drama de los últimos momentos de la Pasión.
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Puente Genil: Hoy Sábado Santo se celebra el Santo Entierro Magno


Hoy 19 de abril, Sábado Santo, tendrá lugar en Puente Genil la celebración del Santo Entierro Magno, con motivo del 50 aniversario de la Agrupación de Cofradías de la localidad pontanesa. En el mismo participarán trece pasos donde se escenifiquen los distintos pasajes evangélicos de la Pasión de Nuestro Señor. Además de los catorce pasos que compondrán el cortejo, estarán también presentes las figuras bíblicas, el Imperio Romano, la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de los Afligidos (que dirige Antonio Moreno Pozo), así como la banda Inmaculada Concepción.

Las entradas para asistir a esta singular celebración han estado a la venta por Internet hasta el pasado día 27 de marzo, si bien a partir del mismo se han puesto además en venta directa (8€), a través de la Oficina de Turismo y en otros establecimientos del municipio de la campiña cordobesa.
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En el Candelero: Los Dolores a pie de calle

El Viernes Santo lució por fín en Córdoba tras tres años de carencia y lo hizo en todo su esplendor, con una auténtica marejada de devotos  inundando el entorno de la Catedral y cinco cofradías que tomaron posesión de las calles cordobesas haciéndolas suyas para dar testimonio de fe de la forma madura a la que nos tienen acostumbrados. Desde la sobriedad del Sepulcro y el sabor inconfundible de Expiración a la alegría incontenible de la Reina del Campo de la Verdad, el Viernes Santos nos dejó una completa amalgama de detalles para el recuerdo.


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En el Candelero: La Soledad a pie de calle


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En el Candelero: Expiración a pie de calle


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En el Candelero: El Descendimiento a pie de calle


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En el Candelero: El Sepulcro a pie de calle


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Sevilla: El Viernes Santo de sol también existe


Con carita de sueño y sin apenas margen para reposar lo vivido en la Madrugá, la tarde tomó el relevo más corto a la mañana en una continuidad de emociones que viajó de Pureza a Chapina en un abrir y cerrar de ojos. Había muchísimas ganas de reencontrarse con un cielo azul y de vivir ¡al fin! un Viernes Santo sin sobresaltos por la lluvia después de un trienio maldito. Sólo el percance de la Soledad de San Buenaventura a la salida de la Catedral al rompérsele una de las escaleras de la cruz retrasó el perfecto guión en el que se metió la tarde en la que Dios se ausenta de los Sagrarios y exala su último aliento en Triana.

Amenció nublado y hasta llegó a chispear levemente, pero nadie se dio por enterado. La estabilidad y el sol estaban más que abonados a la tarde del Viernes Santo. Tanto es así que, por ejemplo, en el Cachorro no estaban acostumbrados a abrir las puertas sin antes celebrar un cabildo de urgencia para consultar los últimos pronósticos meteorológicos. “Se hace raro, la verdad. Pero hoy [por ayer] vamos a repartir baberos por Sevilla”, decía un grupo de hermanos que no terminaba de creerse lo que estaba a punto de suceder. Sin perder ni un minuto, la cruz de guía asomaba a la puerta de la basílica trianera para alegría de cuantos se encontraban en las inmediaciones soportando un sol de justicia desde el mediodía: “Venimos de Benacazón. Qué alegría más grande pasar calor para ver al Cristo de la Expiración, al que le tenemos tanta devoción en el Aljarafe”, reconocía María del Carmen junto a sus tres hijos, todos ellos hermanos del Cachorro. Y es que la última vez que esta cofradía se libró del agua y pudo completar felizmente la estación de penitencia fue en 2010.



Quizás por ello su salida emocionó tanto, sobre todo cuando el capataz, Ismael Vargas, dedicó una de las levantás a los que han ido quedando en el camino en estos años de vacío: “Va por todos los que ya no están con nosotros”, arengó bajo las trabajaderas mientras el Cristo expirante buscaba los primeros rayos de sol. La imagen que tallara Ruiz Gijón volvió a sentir la brisa que venía del río después de que no hace mucho protagonizara un viacrucis extraordinario por la Nueva Evangelización hasta la vecina parroquia de la O, también de fiesta por la salida de su cofradía. La Virgen del Patrocinio, por su parte, consolidó su estilo tras hacerse cargo de su atavío el joven Antonio Bejarano. Otro nombre vinculado recientemente al Cachorro, el florista Javier Grados precisaba la procedencia del exorno floral del palio: “Son claveles rosas de Italia y se llaman Señorina”, en alusión al apodo de Señorita de Triana que recibe esta dolorosa de rasgos aniñados que realizó Luis Álvarez Duarte en 1973.

La alternancia del sol y sombra de la tarde se proyectaba también en la otra orilla. En Adriano se acompañaba además de un público en su justa medida que invitaba a disfrutar de cada detalle del cortejo de la Carretería que iba desembocando al Arenal por la calle Toneleros. Llamó la atención una pequeña turista de cabellos dorados y piel albina que pedía caramelos vistiendo un traje de flamenca de una de las tiendas de souvenir del Centro. Una conjunción desafortunada que propició comentarios de todo tipo. “¿Se creerá que esto es la Feria de Abril?”, se escuchaba entre risas.

Anécdotas al margen, el discurrir del misterio de la Carretería por la calle central de la Campana tuvo un recuerdo especial con la madre del compositor Bienvenido Puelles, fallecida aquella madrugada. La banda de cornetas y tambores de las Cigarreras, formación vinculada a la familia Puelles Oliver, interpretó la composición Requiem tras el paso de misterio del Cristo de la Salud en sus Tres Necesidades. Todo un detalle para quien aliviar su dolor.

Trató de pasar desapercibido, ocultándose tras unas gafas de sol oscuras, pero lo cierto es que muchos identificaron al actor Antonio Banderas que se paseó por la zona del Arenal para disfrutar de algunas cofradías, como la que a las seis de la tarde salió de Carlos Cañal. Lasalida de la cruz de guía fue saludada con una saeta desde el balcón de la emblemática confitería. Abajo, a pie de calle, estaba José Antonio Grande de León, que tras un paréntesis de nueve años volvía a ser vestidor de la Soledad. “He tenido un apoyo tremendo. Es como si nunca lo hubiera dejado de hacer”, confesaba mientras explicaba la nueva estética que presentaba la dolorosa: “Recupera una estampa romántica del siglo XIX, que le va muy bien con la época en la que Astorga hizo la imagen”. Para ello se ha inspirado en fotos antiguas, de las que, por ejemplo, ha sacado la nueva posición de las manos: “La izquierda muy cerca del corazón y la derecha hacia abajo con la corona de espinas, transmitiendo el dolor al público”, precisaba.

A esa misma hora, en la calle Castilla se organizaba la macro-cofadía del Viernes Santo. Aquella que va de la cruz de guía del Cachorro al palio de la O. La corporación del llamado Jorobaíto de Triana ponía rumbo a Sevilla tras el palio del Patrocinio. Lo hacía con numerosos estrenos como las nuevas cartelas de los respiraderos del paso del Nazareno, con diseño y ejecución de David Segarra. Emotiva resultó la levantá del palio ante el palquillo de la Campana, dedicada a la obra social de la hermandad y a esos niños que han nacido gracias a la fundación.

La primera parte de la tarde estaba ya en marcha, y todo iba transcurriendo con normalidad. Las últimas luces de la Costanilla recibieron a la hermandad de San Isidoro. La cofradía volvió a transitar por la calle Tarifa para acceder a la plaza del Duque, como ha venido haciendo de forma tradicional, tras decidir el pasado año suprimir su paso por esta vía y continuar por Javier Lasso de la Vega y Trajano para enlazar con la Carrera Oficial.

Fue entonces cuando se conoció que la Soledad de San Buenaventura tenía un percance con una de las escaleras que van en la cruz. El día acumulaba ya 15 minutos de retraso, pese a que la cofradía de Carlos Cañal decidía mantener bajada la cruz para no tener más problemas a su paso por el Arco del Postigo.


Pero la noche presentaría aún otras novedades, como el nuevo recorrido de vuelta de la O, recuperando su tránsito por el Puente de Triana y el selecto repertorio musical de la banda de Tejera tras el palio de la Virgen de Montserrat, a la vuelta, por la plaza de Molviedro. El broche de oro a esta jornada clásica lo puso en la Campana el paso de misterio de la Mortaja. La que antaño fue denominada como la cofradía de Santa Marina fue el contrapunto a este pausado y sereno ocaso del Viernes Santo que acabó con el tópico del mal tiempo.







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Sevilla, Madrugá 2014: El Gran Poder de los pequeños detalles


La Madrugá de 2014 ofreció al cofrade, como cada Semana Santa en Sevilla, dos maneras diferentes de apreciar la Pasión y Muerte de Cristo, dos maneras de vivirla, de sentirla. La distinción va más allá de la dualidad entre silencio y algarabía. Entre el centro y los barrios. Hablamos de esos momentos de exuberancia y de esos otros tantos, pequeñitos, y que en conjunto son la esencia de la mágica noche del Viernes Santo.

Comencemos por el principio. Cayó la medianoche, y el centro de la ciudad fue acogiendo cada vez a más y más público que, tras un breve descanso del caluroso Jueves Santo, se dispuso a ver cofradías en número ciertamente superior al de otros años. Significativo fue ver el tránsito por la calle Monsalves, una vía céntrica pero habitualmente tranquila, donde minutos antes de la 1:00 un incesante reguero de personas se desplazaba en doble sentido. Buscando a dos Nazarenos.

La plaza del Duque fue el destino mayoritario de ese volumen de público, que desde allí contempló el paso fugaz del Silencio y el dilatado discurrir del Gran Poder. Una manera de asistir a dos Estaciones de Penitencia, que si bien no permitió lo intimista, fomentó las ganas de continuar al formar parte de un público bastante entusiasta, pero educado.
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Sevilla, Un Jueves Santo donde no se pone el sol


Señala el reloj las 20.45. Calle Laraña. Y suena el himno del Jueves Santo a los sones de Tejera. Virgen del Valle. La reserva espiritual de la Semana Santa de siempre. Momento cumbre de la tarde, escena simbólica a las puertas de la Anunciación. Pero con un distintivo muy destacado, con el gran sello que deja 2014. La luz. El día. Ya tenue, debilitada, pero brillo solar que deja ver el celeste del firmamento aún a esa hora. A la misma en que el Señor de Pasión baja la rampa del Salvador para abrirse paso entre la muchedumbre asombrada, un año más, ante la imagen perfecta de Martínez Montañés. A la misma hora que el portentoso misterio de la Quinta Angustia atraviesa La Campana. La hora cumbre de una jornada donde esa luz es la protagonista. El triunfo de la luz justo antes de que llegue la muerte.

Ese horario de verano regala en esta ocasión escenas inéditas. La parte superior de los edificios con el sol pegando mientras están ya todos los pasos en la calle. Todos y no ha caído la noche de los milagros. Rayos del sol dando en los espejitos del canasto de la Coronación de Espinas, incluso, para regalar fotografías memorables. Porque el tiempo es este Jueves Santo noticia y no por el ajuste horario del paso por la carrera oficial, impecable, puntual, suizo, sincrónico y solidario, ni tampoco por el tiempo lluvioso ni por el parte de los años precedentes. Es noticia el tiempo veraniego y el astro rey dando a esta jornada grande de la Semana Santa sevillana un tono que no se recuerda ya. Día. Y calor. Hasta calor sofocante hasta el mismo ocaso por el Aljarafe, cuando una ligera brisa permite respirar.
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Sevilla, Sábado Santo: 20 años del recuperado Decreto de la Trinidad en la Semana Santa

El Sagrado Decreto por la Plaza de San Francisco a comienzos del siglo XX

Este Sábado Santo se cumple un particular aniversario para la hermandad de la Trinidad, que hace 20 años decidió introducir como tercer paso en el cortejo al alegórico del Decreto de la Santísima Trinidad. Lo que en su día se recibió como una atípica novedad, en un momento en el que la Semana Santa de Sevilla tan sólo contaba con un paso simbólico, el de la «Canina» del Santo Entierro, no fue más que la reanudación de una historia con una continuidad casi tan extensa como la de la propia Hermandad.

Así, ha sido más el periodo en que el Decreto ha procesionado que el que se ha quedado en su capilla. Aunque, eso sí, su devenir ha tenido gran cantidad de altibajos y algunas modificaciones.

Existe constancia de que, ya en 1703, la Trinidad contaba con un paso sobre el que representar el Misterio definitivo de la Semana Grande: Dios Padre decide que sea su propio Hijo el que redima el pecado del mundo a través de su muerte, circundados por la divina fuerza del Espíritu Santo.
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