El Sagrado Decreto por la Plaza de San Francisco a comienzos del siglo XX |
Este Sábado Santo se cumple un particular aniversario para la hermandad de la Trinidad, que hace 20 años decidió introducir como tercer paso en el cortejo al alegórico del Decreto de la Santísima Trinidad. Lo que en su día se recibió como una atípica novedad, en un momento en el que la Semana Santa de Sevilla tan sólo contaba con un paso simbólico, el de la «Canina» del Santo Entierro, no fue más que la reanudación de una historia con una continuidad casi tan extensa como la de la propia Hermandad.
Así, ha sido más el periodo en que el Decreto ha procesionado que el que se ha quedado en su capilla. Aunque, eso sí, su devenir ha tenido gran cantidad de altibajos y algunas modificaciones.
Existe constancia de que, ya en 1703, la Trinidad contaba con un paso sobre el que representar el Misterio definitivo de la Semana Grande: Dios Padre decide que sea su propio Hijo el que redima el pecado del mundo a través de su muerte, circundados por la divina fuerza del Espíritu Santo.
A lo largo del siglo XIX, la hermandad sigue demostrando querer mantener la procesión del Decreto, que durante esa centuria llegó a salir en andas pertenecientes o bien al Valle o a Montserrat, a la hermandad de San Juan de la Palma y a la de Los Panaderos.
El Decreto de la Santísima Trinidad en el primer tercio del siglo XX |
Pero sin duda, la presencia de la alegoría en nuestros días se debió a la perseverante intención de quien fuera Hermano Mayor a principios de los 90, José Rodríguez Rodríguez, que entendía que «recuperar del pasado el Sagrado Decreto de la Santísima Trinidad debía ser motivo de satisfacción para todos los componentes de la gran familia trinitaria, pero también para todo sevillano que se precie y en particular para todo creyente y buen cofrade».
La decisión no fue improvisada. Durante años, José Rodríguez se venía planteando cómo sería recuperar este histórico misterio, de tan marcado peso en el pasado de la Hermandad pero que numerosas generaciones de cofrades, incluida la suya, no habían llegado a ver en la calle. «La salida extraordinaria fue como una prueba. Tras ver la reacción de la hermandad me planteé introducir el Decreto en la siguiente Semana Santa», explica en relación a la procesión extraordinaria producida en junio de 1993 con motivo del Congreso Eucarístico y de los 175 años de fusión con la Sacramental de Santa Lucía.
Ya en octubre de 1982 esta iconografía volvió a procesionar de manera extraordinaria con motivo del 475 aniversario fundacional, tras dejar de hacerlo en 1951.
El paso del Decreto sale de su sede en la Semana Santa de 1942 |
Sin embargo, arrancar fue complicado, sobre todo porque no tenían un paso donde colocar las imágenes, tallas que, en la mayoría de los casos, se encontraban en dependencias de la hermandad en la manera en que se se bajaron de las andas aquella Semana Santa de los cincuenta. Había que partir desde cero, y asegurar que el patrimonio con el que se contaba estuviera en condiciones de salir.
Rodríguez no titubea al nombrar como verdadero artífice de este regreso a Antonio Dubé De Luque. «El fue quien comprobó el estado de las tallas. El diseñó el paso, y poco a poco fue renovando las imágenes secundarias. Adaptó lo que salía antiguamente al gusto sevillano actual», comenta en referencia al profundo cambio que ha experimentado el misterio desde aquel año. «Dubé se ha portado con la hermandad como la hermandad no podrá devolvérselo nunca» concluye agradecido.
En la composición no terminaban de cuadrar algunos aspectos. La estática disposición de las imágenes, en especial de los doctores de la iglesia, enfrentados al estilo «Duelo», fue corregida con la actual posición, más integrada. Incluso el propio «Dios Padre se encontraba muy rígido, muy autoritario. Dubé le suavizó el gesto, incluso quedó convencido de que la imagen derivaba del círculo de Juan De Mesa», explica el Ex Hermano Mayor.
Sin embargo, lo que resultó más llamativo fue la representación del Espíritu Santo, en forma de un gran sol de oro labrado por Seco Velasco. «La pieza era de gran calidad, pero estaba concebida para un camarín. Sobre el paso cimbreaba demasiado y deslumbraba. No hubo más remedio que cambiarla», comenta apesadumbrado José Rodríguez.
Tras esa salida que hoy se conmemora, algunos elementos desaparecieron, como fue el caso de la palmera que simbolizaba la victoria, y se sustituyeron numerosas imágenes por otras de la autoría de Dubé de Luque, que ya había gubiado a San Gregorio para la esperada fecha. En el 95 cambiaría a San Ambrosio, al año siguiente a San Jerónimo y la Fe, y en el 97 a San Agustín.
Incluso cambió la manera en que los doctores se presentaban al Dios uno y trino. «Si los Padres de la Iglesia se encuentran ante la Santísima Trinidad, lo lógico es que se descubran», de ahí que desaparecieran las tiaras sobre la cabeza y ahora las porten en la mano.
Y aunque el Decreto sea realidad en gran parte por Dubé, Rodríguez no olvida todo el apoyo recibido: «Yo he tenido las mejores Juntas de Gobierno que se puedan tener. Siempre me han ayudado, aconsejado y animado, sobre todo en la decisión de recuperar el misterio que da nombre a nuestra hermandad», además de entusiastas costaleros que superaban, en mucho, el número necesario.
Hubo hermanos que aportaron importantes sumas de dinero y otros que contribuyeron con lo que pudo ser. Algunos, como Mariano Rojo, no cobraron la mano de obra en las labores de bordado.
Se reunieron varios factores allá por el 94. Sin ellos, difícilmente tendríamos, en jornadas como la que hoy empieza, el testimonio de fe que mejor resume la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo: el Sagrado Decreto de la Santísima Trinidad.
Momento de la Estación de Penitencia del Sagrado Decreto el año de su recuperación (1994) |