Es innegable, la atracción personal y mediática que ha despertado el Papa Francisco en cada rincón del Orbe y partiendo de una institución tan “lacrada”, como la Iglesia Católica. Desde el primer segundo de su Pontificado ya esbozo, “el dinamismo” con él que iba a desempeñar la misión, desde su salida del Cónclave nombrado “Sucesor de Pedro”. Me preocupa e incluso me molesta, la actitud de parte de la curia frente a los cambios, necesaria y pedida por los tiempos en que vivimos, más preocupados de mantener las manos en sus carteras de pretéritos Concilios. Temas que pese a su complejidad, Francisco expresa con diáfana sencillez.
Jesucristo dejo las claves para que el hombre saciase su sed, con un mensaje tan profundo como vivo a través de los tiempos, para por medio de las obras, alcanzar la gracia y disfrutar de su Reino. Algunos “semiDioses “purpurados, con poder en la tierra que no en el cielo, deberían anteponer las necesidades de una Iglesia caduca, a su beneficio ególatra y aprender, la lección de humildad del que por “Fumata Virginal”, se le entregó el cetro de la Iglesia.
Este Papa cercano y dicharachero que ha despertado la fe en conciencias dormidas y por su carisma está acercando posturas con otras religiones, es lo que muchos deseábamos. Alguien que nos recordara que Jesús nació y murió pobre y al servicio del marginado. “Guárdate pastor de sacrificar un cordero para cebarte con él y luego negar sus huesos”.
Da paz a mi alma un pastor que gasta sus redes y su humilde calzado, salvando almas, que un tiempo de palabras en la comodidad de un púlpito. Lleva tu rebaño pastor, a tierras fértiles, aunque para ello necesites numerosas fatigas y jornadas de trabajo. Que los seres celestiales guarden tu sueño Francisco y que Jesús siga mostrándote el camino de su verdadera Iglesia.
José Antonio Guzmán Pérez