Marcos Fernán Caballero. Continuamos hoy con la segunda parte de la entrevista que publicamos en el Candelabro de Cola de la semana pasada con este veterano cofrade. Disfruten de las respuestas del entrevistado, que no tienen desperdicio.
Marcos (M): ¿Qué ha cambiado desde que usted empezó en el mundo de las Cofradías hasta ahora?
Antonio (A): Creo que acabamos antes si empezamos por qué no ha cambiado. Básicamente, hace cuarenta años, aquí en Córdoba, en esto estábamos bastantes pocos pero éramos gente con mucha fe y muchas ganas de trabajar. Ahora creo que la Semana Santa se ha convertido en un auténtico fenómeno de masas. Mucha gente, poca fe y menos formación. Las Hermandades deberían hacer un esfuerzo mayor por mejorar la formación de los jóvenes a los que atraen. A la mayoría de ellos los sacas de las cornetas y los costales y no tienen dónde agarrarse.
(M): ¿Añora algo de la Semana Santa de hace cuarenta años?
(A): Aparte de la fe del espectador, una cosa que se llama saber estar. La gente tiene una falta de respeto en la calle… uno ve unas conductas que dejan realmente asombrado.
(M): ¿Cuál es su primer recuerdo cofrade?
(A): Tengo grabada en la mente la vuelta de Jesús Rescatado por San Andrés acompañado por mis padres. ¡Me acuerdo que hacía un frío tremendo! Y había muy poca gente en las aceras. Casi solos… a mí me ha impresionado siempre mucho la imagen del Rescatado. Con el antiguo paso llevado a ruedas daba una gran impresión de majestuosidad.
(M): La Semana Santa de Córdoba bebe de la de Sevilla…
(A): Y en algunas cosas de Málaga y, en otras, hasta de Jerez… aunque hay gente que no lo sabe. Sí, el modelo propio, salvo en muy contados casos se ha extinguido.
(M): ¿Censura usted a los que se marchan de Córdoba a Sevilla?
(A): ¿Y por qué no censuramos a los que se van a la playa? Mire, cada cual que haga lo que quiera. Para eso somos libres. Las Cofradías ponen en la calle fe y devoción. Yo intento ir en búsqueda de las que me regalan un sentimiento, un pellizco, una emoción que cada año es igual pero siempre resulta diferente. Sí pienso que el día que sale tu Hermandad a la calle tú, inexcusablemente, está junto a tus Titulares salvo causa de fuerza mayor.
(M): ¿Nos especifica dónde vive usted alguno de esos momentos de pellizco?
(A): Uno de ellos es ver la apertura de las puertas de San Hipólito para ver la cruz de guía de la Buena Muerte escoltada por los nazarenos de túnica negra y ruán con el paso del Señor avanzando hacia el dintel. Otro podría ser el paso de Nuestro Padre Jesús de las Penas por el callejón de Conde de Priego. O la entrada del Gran Poder en San Lorenzo. Por ejemplo… Y con mi Hermandad, desde que me visto la túnica hasta que me la quito.
(M): La imagen procesional que más le ha impactado.
(A): El Cristo de Mena. Realmente impresionante.
(M): Una marcha procesional…
(A): Para Cristo, Silencio Blanco. Para un paso de Virgen de barrio, Campanilleros. Para un paso de Virgen de hermandad de negro, Soleá dame la mano y Cristo de la Sangre de Cebrián.
(M): ¿Y esta diferenciación?
(A): Pues mire, en Córdoba no proliferan las Hermandades de negro precisamente. Y yo no acabo de comprender muy bien el afán de solemnidad que les ha entrado a las Cofradías de barrio en los últimos tiempos por ser más papistas que el Papa. No entiendo una Cofradía de barrio al son de Virgen del Valle. No me entra en la cabeza y no lo va a hacer en la vida. A mí Virgen del Valle me pega, por poner, para la Virgen del Rosario o para el Desconsuelo si procesionase con banda de música. Para el Amparo, que es una Virgen de gloria, pues no.
(M): Alguien fundamental en la Semana Santa de Córdoba.
(A): Fundamentales solamente son los Titulares. Las personas somos todas necesarias, pero no imprescindibles.
(M): Un pregón que le marcase…
(A): Me gustó en su día el de Fray Ricardo. Y de los últimos tiempos me pareció excelso el de Javier Tafur.
(M): Por mi parte sí Carrera Oficial en la Catedral, ¿sí o no?
(A): Por mi parte sí. Pero buscando una alternativa a la Ribera mejor, a ser posible.