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sábado, 10 de octubre de 2015

La Voz de la Inexperiencia: Para morir sólo es necesario estar vivo


Sin tener pensado escribir, he sentido la necesidad de buscar algún cómplice que me ayude en estos momentos. 

Cuando crees que nada puede ir a peor, que la vida ya se está cebando demasiado contigo y que a Dios le toca aflojar tu soga un poco, descubres que los problemas siguen, que hay que saber darles prioridad y que quien no está aquí y ahora, que no esté más. 

Hay personas que cambian con el tiempo como si de un trozo de madera a la intemperie se tratase. Se van pujando por fuera y pudriendo por dentro. Manzanas rojas con serpientes tras ellas, amargas como un ron barato. Cristianos de medalla en pecho y mentiras en su lecho. Hermanos cofrades que se saltan a la torera los principios de Cristo aunque de boquilla y de apariencias los lleven a lo más alto. 

Pero confío en ti... Confío en que me hagas el milagro que me hiciste ya una vez y que mi abuelo no tenga que separarse de mí, que yo siga siendo por siempre su mariqui, su Mari, su nieta. 

Además de estar en la cuerda floja hace tiempo tenía a personas en mi vida que se dedicaban a ser el viento que soplaba en mi contra, a ser el nudo que comienza a ceder y te hace cada vez más inestable. 

Es decir, esta semana ha sido nefasta, de pérdidas y de posibles pérdidas. Pero hay una cosa que sí sé, y es que Padre nunca me va a faltar porque tengo uno que Ora por mí, tengo Madre que me alumbra en su Candela y Hermano que Amarrado va a mi lado. Nunca camino sola.

He aprendido, ahora que estoy dándome de bruces con la realidad de lo que supone superar la segunda década, que hay cosas por las que me han hecho pasar que yo jamás le haría a mis hijos. Entremos todos y que se salve el que pueda. Al menos tantas lágrimas me están enseñando quién me merece y quién no. 

A partir de estas líneas ya os escribe una persona nueva. Una persona con coraza y sin más llantos que los necesarios, una persona que fue débil y que tuvo que aprender a ser fuerte. 

"Te quedaste con la persona más guapa y la menos buena".


María Giraldo












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