Redacción. Si existe una hermandad singular, única e irrepetible en la concepción de sus cultos es Ánimas. Una vez más, la llegada de día de Todos los Santos se fundió en una simbiosis perfecta con el amor infinito a la doliente Madre de Dios que aguarda como siempre el consuelo de la mirada de sus hijos terrenales, que con su beso filial intentan enjugar el llanto por la pérdida cruel de su Hijo celestial en el madero. Nuestro compañero Antonio Poyato, acudió a su llamada para realizar esta excelente crónica gráfica de uno de los actos de culto marcados en rojo, por derecho propio, en el calendario de la Córdoba Cofrade.