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domingo, 29 de noviembre de 2015

El Viejo Costal: Errare humanum est…


Errar es humano, sí señor, algo tan natural como la vida misma, algo intrínseco con las personas, todo ser humano más tarde o temprano comete un error. Por lo que podemos decir que los errores son fallos humanos, pero no todos los fallos son errores, aunque parezca que nos estamos enredando, esperen y verán….

Sigamos, a veces los fallos no son errores porque los errores han de ser necesariamente involuntarios, cuando existe voluntad para cometerlos y se hace con la finalidad de hacer daño, ya no son errores, ni fallos, son transgresiones.

Durante algunas décadas me he ganado la vida estudiando los fallos humanos, y de estos he aprendido muchas características del ser humano, de las personas, de las circunstancias que obligan a cada persona a ser como es, y siempre he sabido separar con claridad el fallo humano, el error humano de la transgresión. 

Muchas veces esta trasgresión ha sido ocasionada por el alarde, típico: “he viajado de tal a cual ciudad en 3 horas, 450 Km en tres horas, ¿tú eres capaz de hacerlo?”, claramente un alarde señalando que ha excedido la velocidad máxima en todo el recorrido. Otras veces se produce de la forma siguiente “tenía las llaves en mis manos, sonó el teléfono y atendí la llamada, cuando finalicé no encontraba el lugar donde dejé las llaves”, este segundo error es simple e involuntario, se ha producido un error de  lapsus, al atener la llamada, olvidé donde deposité las llaves.

Como pueden ver, errar es de humanos, y transgredir también, la clara diferencia es que el error es involuntario e inconsciente y la transgresión es consciente, ¿ves la diferencia?.

Por esto, cuando hacemos las cosas conscientemente, tenemos que cuidar no hacerlas de forma programada, destinadas a hacer daño, ya que si es así, estamos transgrediendo conscientemente a las personas.

Existen transgresiones que son perdonables, las llamadas situacionales, cuando el peligro de una situación nos obliga a realizar de forma consciente el incumplimiento de una regla, norma o ley, pero estas son las menos, imaginen un coche con una persona enferma de camino a un centro médico o a un hospital, por esa situación posiblemente no respete algunos límites de velocidad.

Cuando transgredimos, no estamos errando, y lo que si estamos haciendo es más bien es distanciarnos de ser humano, ya que los humanos fallan y generan errores.

Pero los trasgresores son más parecidos a animales, que a persona, ya que al no errar dejan de ser humanos. Si además lo único que desean es el mal para los seres cercanos se transforman en monstruos terribles, sean lo que sean, cuando toda la vida de una persona está dirigida a la transgresión constante con la única finalidad de hacer conscientemente daño a otros, esta persona puede creer que al no tener ningún error es una persona perfecta, nada más lejos que la realidad, ya que puede ser el más tirano de los seres humanos y no darse cuenta de esto.

Ya que la transgresión no es ningún error humano, es más bien una actividad animal consciente, de una persona inconsciente.

Por esto, si alguna vez has hecho algo con la finalidad de hacer daño, ¿No crees que eres un animal terrible?, desde luego lo que no eres es un ser humano.

Antonio Alcántara








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