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miércoles, 4 de noviembre de 2015

Enfoque: Competir contra tu propio mito


Blas Jesús Muñoz. Es difícil, cuando ya lo has hecho todo, dar una vuelta de tuerca y reinventarte. En el deporte ello se expresa con títulos, torneos y galardones. Sin embargo, en la derrota, es cuando se aprecia la verdadera medida del deportista, en este caso. El ejemplo de Rafael Nadal, luchando contra si mismo debería ser estimulante y aplicarse al resto de la sociedad y, por qué no, enseñarse en las escuelas, sin desdeñarlo porque sea simple deporte.

En otros planos también se compite contra tu propio pasado. En carnavales, en apenas unos meses, veremos como el autor más aclamado y ensalzado volverá a la escena y batallará contra el recuerdo idealizado que dejó, lo que hubo de verdad, de cambio y transgresión, frente a su propio presente. Si se le perdonará o cantará con el cañón figurado de una Parabellum, lo sabremos en muy corto espacio de tiempo. Me inclino porque se hará.

En cofradías también pasa porque no somos más que hijos de nuestro tiempo. Puedes contar en tu haber con una lista repleta de acciones que, el tiempo, te llevará al olvido o al ostracismo para después ensalzarte cuando ya no puedas disfrutar de ello. Primero te elevan, después te hunden y, finalmente, te lloran. Nuestra hipocresía no conoce límites.

Hay capataces que lo fueron (y lo son) todo. Pero su moda pasó. Hay imagineros que tuvieron que emigrar trabajos, justo después de que se les jaleara como verdaderos mitos de la madera. Hay cofrades a los que se condenó por el mero hecho de pensar distinto o estar en el puesto que otro soñaba afanosamente. Todos compitieron contra sí mismos, de una u otra manera.





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