Parece que fue ayer y ya han pasado dos años desde aquel día que Córdoba se convirtió en marismas para acoger a tantos rocieros... Pasa el tiempo y aún no somos conscientes del regalo tan grande que la Señora nos hizo. Han pasado dos años y seguimos recordando, momentos vividos por cada uno de nosotros en aquel magno día que se sintió a la Pastora Almonteña más cerca que nunca.
Ese día, escrito con letras de oro en la historia del mundo rociero por muchos motivos, caló hondo en el sentimiento de los jóvenes, por lo que fueron ellos, sí, a los que muchas veces acusamos de no saber guardar las tradiciones, de ser unos pasotas, los que han querido seguir dando muestras de fe hacia la Virgen y su Bendito Hijo.
Por segundo año consecutivo los jóvenes rocieros y cofrades de nuestra Diócesis, se echarán a las arenas para dar muestra de ella. No dejarán que el cansancio les impida estar a sus plantas. No dejarán que, este veranillo de San Martín les mine la alegría de sentirse hijos de María.
Un olé por los jóvenes comprometidos con la fe. Un olé por esos jóvenes que siguen creyendo que el camino marcado por el Pastorcito Divino es el de la verdad y el amor.
Disfrutad de estos días junto a Ella y seguid luchando por ser "Jóvenes en la Fe".