Blas Jesús Muñoz. La crónica de cualquier ciudad se escribe con la tinta indeleble de la atmósfera que la habita y le da sentido. Los días cobran sentido en sus habitantes, en sus hechos, costumbres y, a fin de cuentas, en su manera de respirar el sentido de las cosas. La raíz grecorromana, la indudable influencia judeocristiana son parte esencial de ese sentir.
La llegada de la Navidad puebla las calles de una luz que desafía a la oscuridad de los días porque anuncia la noticia de la fe de un pueblo. Una verdad revelada que se expone en muestras sencillas de reconocimiento. Con todo su valor artístico y emocional, la representación de un Nacimiento es el ejemplo de un pueblo que se reconoce en el pasado que lo trajo a este presente.
Nuestro compañero Antonio Poyato camina, cámara en mano, por ese devenir de testimonios estructurados que, hoy, se detiene en el Belén que se expone en el Palacio de la Merced, sede de la Diputación. Disfruten.
