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miércoles, 23 de marzo de 2016

La reafirmación de dos bandas inmensas


Blas J. Muñoz. Levanta el paso de la Agonía en Cardenal González a pulso, mientras la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora de la Salud afina sus acordes y la música fluye hasta entrada la calle de la Feria. Es una formación cordobesa que solo toca un día en la capital y, sin embargo, a cada nota del pentagrama, algo nos dice que que nos estamos privando de algo grande, de las cosas buenas, de una formación con mayúsculas que despunta a un nivel elevadísimo.

El superlativo no es un recurso, ni tan siquiera muestra un afán, sino que corrobora la realidad de una banda que, en pocos años, ha dado un salto de calidad más que evidente y la sitúa en la primera línea del género. Mientras en el lado opuesto, a nivel estilístico y no menos primoroso, Esencia deleita con sus sones tras del Señor de la Sangre.

La formación hispalense ha hecho de lo genuino del género, no una búsqueda de los orígenes, sino una señal de identidad. De tal manera que el Martes santo tuvo dos bandas de cornetas inmensas. Como también se elevaron Pasión de Linares -que ya lo estaba- y Cristo de Gracia que ha encontrado un lugar propio en cuanto a agrupaciones musicales se refiere. Todo fluye y todo suena mejor que nunca.





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