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domingo, 20 de marzo de 2016

Lo que nunca me perdería: Domingo de Ramos


José Barea. Nace esta mini-sección que lo será durante esta Semana Santa, con el objetivo de compartir ciertos anhelos de este cofrade linense de presenciar la Semana Santa de Córdoba. Sin embargo, obsérvese que el verbo del título de la sección se encuentra en tiempo condicional. La razón es sencilla: nunca me perdería la Semana Santa cordobesa... si no fuera porque nací en este coqueto rinconcito del sur, La Línea de la Concepción, que goza de una Semana Santa dignísima y de la que me cuesta despegarme hasta para arribar a la bella Córdoba en este bendito tiempo de pasión. Ya lo hice una vez, viajando a Sevilla durante varios días. Estaría feo decir que me arrepiento de aquello, incluso sería incierto. Pero lo que está fuera de toda duda es que, estando allí, me escocía estarme perdiendo las Hermandades de mi tierra.

Pero centrémonos en lo que nos ocupa. El Domingo de Ramos de Córdoba, cuando todo empieza. Dividiré los artículos en tres partes: El caminar, la música y el detalle. Aunque bien podrían ser muchos más apartados, y arriesgándome a dejar fuera Hermandades y detalles dignos de ser mencionados, he preferido simplificar y buscar la concreción. Que nadie se ofenda, por favor. Es sólo la opinión de un humilde cofrade cuyo único contacto con la Córdoba cofrade fue en el Vía-Crucis Magno de 2013, de ahí mis anhelos de vivir y conocer más de sus entresijos.


Domingo de Ramos


El caminar. No puede ser otro que el de los dos pasos de la Hermandad de la Esperanza. Ya me quedé con las ganas de presenciar el portentoso misterio de Nuestro Padre Jesús de las Penas en el Vía-Crucis Magno de 2013. Sin duda sería una cita obligada, por nada del mundo me perdería su caminar a sones de la Pasión de Linares.

La música. No me perdería el retorno de la Agrupación Musical de la Santa Vera Cruz de Castro del Río tras el misterio del Silencio. Están a un gran nivel y creo que muchos se van a sorprender en la capital. 

El detalle. Buscaría la mirada serena y dulce del que dicen es el Señor de Córdoba, no podría dejar la ciudad califal sin cautivarme por el Rescatado y su enorme manto devocional. De igual forma, no me privaría de deleitarme con el encanto de los tres pasos de la Oración en el Huerto.


Nunca me lo perdería... si en mi ciudad no salieran la Borriquita y la Flagelación, con grandísimos proyectos de pasos de misterio y creciendo a pasos agigantados de Semana Santa en Semana Santa. Hermandades, no sólo las del Domingo de Ramos, que llevo viendo desde niño, y a las que tengo un cariño especial. Y tras la Flagelación, los Coloraos de Daimiel... Sobran las palabras, mejor que ellos las sustituyan con su música. ¡Que suene La Flagelación!


Fuente fotográfica


Recordatorio En mi Huerto de los Olivos: En plena ebullición


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