Esther Mª Ojeda. Acaban de arrancar las Cruces de Mayo. Apenas se han escuchado las primeras sevillanas que descorren el telón del mes que automáticamente se identifica con el nombre de la ciudad cuando la actividad imparable y los proyectos llevados a cabo dan lugar a otros que surgen de estos como pequeñas ramificaciones. Y así, como una parte complementaria a la Cruz de Mayo que el Císter tiene en la Plaza de las Dueñas, la hermandad comunicaba ayer la salida de la cruz de la que se encargan los más pequeños.
La denominada "Cruz de Mayo Chica" es una tarea que la cofradía ha confiado a niños de edades comprendidas entre los 8 y 11 años y que tiene como finalidad recoger fondos para la obra social que desempeña la hermandad. Para acometer dicha labor, se requiere de un ensayo previo que tendrá lugar a las siete y media de esta tarde en la plaza de Capuchinos con vistas a realizar la salida mañana a partir de las doce y media.
Esta no es la única iniciativa solidaria emprendida por la hermandad de la Sangre, que además de colaborar con la obra social de los Padres Capuchinos del Convento del Santo Ángel, ya había anunciado que las cantidades obtenidas durante los festejos servirían para contribuir con la Fundación Miaoquehago que trabaja con niños con problemas de desarrollo infantil. Esta es la prueba indiscutible de que si se quiere, las celebraciones son más pretexto para acordarse que para olvidarse de aquellos que más necesitan de nuestra ayuda.
Foto Álvaro Córdoba
Recordatorio Cuatro capataces a seguir esta primavera