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domingo, 24 de abril de 2016

El costalero que nace y se hace


Blas J. Muñoz. Hace dos décadas, cuando los noventa tomaban el pulso del cambio de milenio y las cofradías seguían guardando su porción de historia más allá del anacronismo para presentar su legado como patrimonio inmaterial, los costaleros provenían de una tradición tan antigua como el boca a boca. Así funcionaba. Un amigo, un vecino te contaba que este año sacaba tal o cual paso y decidías acompañarlo en aquella primera aventura.

El destino, la Providencia quería en numerosos casos que fuese así. Ya había "pasitos" de la Santa Cruz, pero en aquel germen de la evolución cuantitativa de costaleros que después ha tenido su explosión, el camino solía ser ese. Más allá de los aspectos técnicos, la ilusión y la capacidad de sacrificio eran el principal argumento para una generación que después avanzaría, a pasos agigantados, en todos los aspectos del oficio.

Dos décadas más tarde, el cuidado por la "cantera" ha experimentado una progresión evidente. El aumento de las actividades de las cofradías a lo largo del año, ya no solo procesiones de la Santa Cruz, sino Octavas del Corpus y una ingente actividad letífica han propiciado que, cada vez más jóvenes, inicien su andadura en el mundo del costal de una manera más progresiva y en la que los conceptos de fondo encuentran una fórmula más permeable.

Probablemente, la cuadrilla del Dulce Nombre de Jesús de la Hermandad de la Estrella sea un buen exponente de estas afirmaciones, como quedaba demostrado en el ensayo que tenía lugar este pasado sábado día 23. En el mismo podíamos apreciar el sano ambiente que reina entre estos chicos y su joven y prometedor capataz, Alejandro Muñoz, Toda vez que sobresale la implicación y expectación que genera puesto que la cuadrilla suma un total de cuarenta y dos costaleros en un paso que calza veinte.

El costalero, el que perdura en el tiempo, nace aun sin ser consciente con la necesidad de portar a Dios y a su Bendita Madre; y se hace a través del tiempo, igualás ensayos e Imágenes que se grabarán a fuego en su memoria emocional. Da igual la época, pero en el referido ensayo pudimos ver algo de esto, del sostenimiento de un oficio que trasciende al tiempo.








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