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martes, 12 de abril de 2016

Enfoque: Nuestro propio alumbrado


Juan Pérez. La Feria ya ha comenzado con nubes negras de aquellas tardes de Viernes Santo en la que tantos años seguidos aguaron las estaciones de penitencia a algunas cofradías. Y ya se ven las gitanas con gafas de sol, se disfruta del pescaito frito y el alumbrado ya lució en la noche mas esperada por los feriantes.

Pero hay noches, la de la Luna de Parasceve, que son las que no olvidan los cofrades y se alumbran con la luminosidad distinta de un paso de palio, una candelería bien dispuesta y si hace falta unos buenos candelabros de cola que iluminan más que el alumbrado de cualquier calle y de todas las ferias. 

Los cofrades, los jartibles, tenemos nuestro propio alumbrado y lo recordamos cada noche y en cualquier calle donde vimos a María Santísima a la luz de las velas. Pueden llamarlo como quieran. Es una bendita locura que cuando te atrapa ya no tiene escapatoria y la fiesta sólo se celebra completa ante la Virgen.

Foto Jesús D. Caparrós Carretero



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