Guillermo Rodríguez. No pudo ser. Nuevamente la lluvia privó a los cofrades cordobeses del olor del incienso impregnando las esquinas de la Córdoba milenaria, la que se transmite de generación en generación por obra y gracia de la fe y la devoción grabadas a fuego en el espíritu del pueblo. Una tarde intensamente lluviosa y una incertidumbre evidente fueron motivos más que justificados para que la suspensión de la Salida Extraordinaria concebida en torno al Santísimo Cristo del Remedio de Ánimas, Nuestro Padre Jesús del Calvario, Jesús de las Penas, Nuestro Padre de los Reyes y la Virgen de Villaviciosa, con motivo del Año de la Misericordia, fuese un hecho amparado en la lógica más aplastante.
La masiva afluencia de fieles y devotos reunidos en una parroquia que presentaba un aspecto envidiable, rebosante de público, fueron prueba palpable del éxito de una convocatoria que no pudo tener su momento culminante con una procesión histórica que tocamos con la punta de los dedos y que este inclemente mes de abril impidió, dejándonos con la miel en los labios. Nuestro compañero Antonio Poyato estuvo presente en el abarrotado templo fernandino para regalarnos esta magnífica crónica gráfica del evento.
